OSIRION PRINCIPADO DEL KA

Yod ó Yud

Yud…

Punto infinito o punto cero, que se contrae y vuelve a expandir la “bondad” oculta en Teht.

Las hora “cero”.

La “contracción del “tzimtzum”, o la contracción infinita, crea un espacio vacío que nutre el potencial o impresión de la semilla.

El infinito conteniendo lo finito, con su posible expresión de la realidad externa o tangible. Tangibilidad o materialización; manifestación tiempo espacio, desde el espacio hacia el tiempo. Hora cero.

El punto inicial, el poder esencial de la letra Yud, es el "pequeño que contiene lo incontable" o la infinita posibilidad de lo que lo finito imprime.

"Incontable" se refiere al simple Infinito del Creador, escondido dentro del punto inicial de revelación, que se refleja como el potencial Infinito que posee el punto; impronta de desarrollarse y expresarse en todo el múltiple fenómeno finito del tiempo y espacio.

Desde el cero o punto interno central de la “cruz” o crucifixión,  la manifestación finita comienza; se desarrolla en unidimensionalmente en una superficie bidimensional.

Por eso hemos dicho anteriormente que:

Uno más dos, más tres, más cuatro, es diez.

O también se puede indicar que todas las letras hebreas se expresan desde una “llama” primordial o punto de partida (Yud), extendiéndose en una línea (Vav), sobre la superficie de Daleth (Programacaión).

Se comprende como un nuevo inicio entre los tantos dentro de la espiral evolutiva, en que un aspecto de la “naturaleza o tendencia magnéticas” cae, o desprende, surgiendo un nuevo estado de conciencia.

La vieja conciencia se renueva, recicla al plano físico, en su totalidad o sus partes, pues la mente ha podido “renovar” desde la razón al tzadik, o “pulso” cardíaco, que emite una “luz” o consideración diferente.

Este punto “cero”, es formador de las sefhiras creativas con sus espectros de luz y “duplicaciones” de sombras, estableciendo nuevas manifestaciones con sus “Imagos” y “Mortis”, que desde la astrología se denominan planetas.

Éstos “Maestros ambulantes” o emisores intermedios entre las “estrellas” o “constelaciones”, tal los husos del telar, reciben al instante, un nuevo programa y un nuevo hilo para realizar la próxima trama.

Antes del tzimtzum, el poder de limitación estaba oculto, latente dentro de la Infinita Esencia del Creador; a partir del tzimtzum, se revela el poder de limitación, y surge la paradójica Esencia Infinita de Dios, que originalmente "encubría" el poder de limitación, volviéndose a Si mismo oculto, dentro de la contracción de la Luz.

Podría compararse a los “agujeros negros”, en que la serpiente se vuelve sobre sí misma, una vez más, y su contenido se vuelca en una dimensión anteriormente desconocida.

Estas etapas trinitarias, corresponden en cábala a:

1.     "Punto (Necudá),

2.     "Espectro" (Sefirá),

3.     "Figura" (Partzuf).

Desde el interior de este punto de limitación, se revelan las diez Sephiras y los caminos o canales de Luz, por donde el Creador “alimenta, nutre, vivifica,” y mantiene al mundo y la “existencia” del mismo, como paradigma o modelo de aprendizaje.

Entiende como todo inicio,  un paralelismo del UNO en el uno, (Once) y así, se considera a los ejercicios de aprendizajes y maestrías de los seres, tanto humanos como de otras esferas evolutivas.

Salmo 65:

1 Tuya es la alabanza en Sion, oh Dios, Y a ti se pagarán los votos.

2 Tú oyes la oración; A ti vendrá toda carne.

3 Las iniquidades prevalecen contra mí; Más nuestras rebeliones tú las perdonarás.

4 Bienaventurado el que tú escogieres y atrajeres a ti, Para que habite en tus atrios; Seremos saciados del bien de tu casa, De tu santo templo.

5 Con tremendas cosas nos responderás tú en justicia, Oh Dios de nuestra salvación, Esperanza de todos los términos de la tierra, Y de los más remotos confines del mar.

6 Tú, el que afirma los montes con su poder, Ceñido de valentía;

7 El que sosiega el estruendo de los mares, el estruendo de sus ondas, Y el alboroto de las naciones.

8 Por tanto, los habitantes de los fines de la tierra temen de tus maravillas.

Tú haces alegrar las salidas de la mañana y de la tarde.

9 Visitas la tierra, y la riegas; En gran manera la enriqueces; Con el río de Dios, lleno de aguas, Preparas el grano de ellos, cuando así la dispones.

10 Haces que se empapen sus surcos, Haces descender sus canales; La ablandas con lluvias, Bendices sus renuevos.

11 Tú coronas el año con tus bienes, Y tus nubes destilan grosura.

12 Destilan sobre los pastizales del desierto, Y los collados se ciñen de alegría.

13 Se visten de manadas los llanos, Y los valles se cubren de grano;

Dan voces de júbilo, y aun cantan.

El valor numérico de Yud es “Diez”, o el Todo en la Nada” o según los pitagóricos, “nada que eres todas las cosas”.

Su dibujo o forma sugiere una “corona” arriba y un "sendero" o sendero que se proyecta hacia abajo, como suspendida en el aire.

Volviéndonos a recordar una vez más: “El espíritu de Dios se movía sobre las aguas”.

Por ello, podemos inferir que se relaciona a la glándula timo, como corona cardíaca y a su compleja actividad respecto de la inmunología.

Relacionada con los Diez Mandamientos y su revelación a Moisés en el Sinaí, refiere a las “Declaraciones del Ser en pleno uso de relación con el medio”; ese huso es el Verbo, formando conceptos o “juicios”, acorde a su “Intención” o necesidad que lo pulsa, y desde donde tiene la posibilidad de modificar aportando luz o aceptando la oscuridad. Libre Albedrío.

Todos los mandamientos o declaraciones tienen el poder desde su conformación,  de lo "pequeño que contiene mucho", como Ley o Código; cada declaración es un canal para la revelación de la Luz Infinita del Creador en la realidad finita.

Concluyendo: Sendero inicio en tiempo espacio, desde el punto finito dentro del infinito.

Dirección y propósito o intención de la conciencia del momento presente, sobre las bases del antiguo aprendizaje.

La compleja “formación” de la Sabiduría, escala por escala. Dentro de este esquema, alude a la “Sabiduría de salomón” y sus “riquezas”.

1 Reyes 10 (Uno en diez)

La reina de Sabá visita a Salomón       

1 Cuando la reina de Sabá oyó de la fama que Salomón había alcanzado para honra de Jehová, vino a probarlo con preguntas difíciles.

2 Llegó a Jerusalén con un séquito muy grande, con camellos cargados de especias, oro en gran abundancia y piedras preciosas. Al presentarse ante Salomón, le expuso todo lo que en su corazón tenía.

3 Salomón le contestó todas sus preguntas; nada hubo que el rey no le contestara.

4 Cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón, y la casa que había edificado,

5 así como la comida de su mesa, las habitaciones de sus oficiales, el estado y los vestidos de los que le servían, sus maestresalas y los holocaustos que ofrecía en la casa de Jehová, se quedó tan asombrada

6 que dijo al rey: «¡Es verdad lo que oí en mi tierra de tus cosas y tu sabiduría!

7 Yo no lo creía hasta que he venido y mis ojos han visto que ni aun se me dijo la mitad: tu sabiduría y tus bienes superan la fama que yo había oído.

8 ¡Bienaventurados tus hombres, dichosos estos tus siervos, que están continuamente delante de ti y oyen tu sabiduría!

9 ¡Y bendito sea Jehová, tu Dios, que te vio con agrado y te ha colocado en el trono de Israel!, pues Jehová ha amado siempre a Israel, y te ha puesto como rey para que hagas derecho y justicia.»

10 Luego dio ella al rey ciento veinte talentos de oro, mucha especiería y piedras preciosas. Nunca llegó tal cantidad de especias como la que dio la reina de Sabá al rey Salomón.

11 La flota de Hiram, la que había traído el oro de Ofir, traía también de Ofir mucha madera de sándalo y piedras preciosas.

12 De la madera de sándalo hizo el rey balaustres para la casa de Jehová y para las casas reales, arpas y también salterios para los cantores. Nunca había llegado, ni se ha visto hasta hoy, semejante madera de sándalo.

 

13 El rey Salomón dio a la reina de Sabá todo lo que ella quiso y todo lo que pidió, además de lo que personalmente le regaló. Después ella se despidió y regresó a su tierra con sus criados.

Riquezas y fama de Salomón

14 El peso del oro que Salomón recibía de renta cada año era de seiscientos sesenta y seis talentos de oro,

15 sin contar lo que aportaban los mercaderes, la contratación de especias, y lo de todos los reyes de Arabia y los principales de la tierra.

16 Hizo también el rey Salomón doscientos escudos grandes de oro batido, empleando seiscientos siclos de oro en cada escudo.

17 Asimismo hizo trescientos escudos de oro batido, en cada uno de los cuales gastó tres libras de oro. Y los puso el rey en la casa «Bosque del Líbano».

18 Hizo también el rey un gran trono de marfil, el cual recubrió de oro purísimo.

19 Seis gradas tenía el trono, y la parte alta era redonda por el respaldo, con brazos a uno y otro lado del asiento, junto a los cuales estaban colocados dos leones.

20 Había también doce leones puestos allí sobre las seis gradas, de un lado y de otro. ¡En ningún otro reino se había hecho un trono semejante!

21 Y todos los vasos de beber del rey Salomón eran de oro, así como toda la vajilla de la casa «Bosque del Líbano». No había nada de plata, porque en tiempos de Salomón no era apreciada,

22 ya que el rey tenía en el mar una flota de naves de Tarsis, junto con la flota de Hiram, y una vez cada tres años la flota de Tarsis venía y traía oro, plata, marfil, monos y pavos reales.

 

23 Así excedía el rey Salomón a todos los reyes de la tierra en riquezas y en sabiduría.

24 Toda la tierra procuraba ver el rostro de Salomón, para oír la sabiduría que Dios había puesto en su corazón.

25 Y todos le llevaban cada año sus presentes: alhajas de oro y de plata, vestidos, armas, especias aromáticas, caballos y mulos.

Salomón comercia con caballos y carros

26 Salomón reunió carros y gente de a caballo; tenía mil cuatrocientos carros y doce mil jinetes, los cuales llevó a las ciudades de los carros y junto al rey en Jerusalén.

27 Hizo el rey que en Jerusalén hubiera tanta plata como piedras, y que abundaran los cedros como las higueras de la Sefela.

28 Y traían de Egipto caballos y lienzos a Salomón, porque los mercaderes del rey los compraban allí.

29  (Once) Un carro que se traía de Egipto valía seiscientas piezas de plata, y un caballo ciento cincuenta. Así los adquirían, también por medio de ellos, todos los reyes de los heteos y de Siria.

 

Yud simboliza el inicio esculpido en el alma, que devela el juicio sabio y la impronta que descollará; acuñado principio desde lo no esculpido que es la Esencia.

Poder interno de auto redención del Ego.

La sabiduría del creador inspirando y dirigiendo el genio y carácter de Salomón.

Omnipresencia revelada. La ondulatoria radiación  (Luz) que eleva y retrae las olas de formación.

Conocida como la “Mano de Dios”, que empuja a la existencia desde la Vida y su habilidad de sostener esa Creación, recrearla y reformularla.

Dejando entrever que a toda acción corresponde una reacción.

El pensamiento de Dios expresado en décimas y decimales numéricos.

Diez cosas creadas en el primer día. Diez generaciones desde Adán hasta Noé, y desde Noé hasta Abraham. Diez pruebas de Abraham. Diez naciones entregadas a Abraham.

"El décimo será sagrado" y su Diezmo de semillas para nuevos frutos. Activación de la siembra.

Diez batallas de Josué. Diez miembros esenciales del cuerpo. Diez funciones espirituales del corazón. El Nombre Divino diez veces “manifiesto” en sus manos.

Comprende Inteligencia; Amistad; Afinidad; Reconocimiento; Agradecimiento; Empatía; Aceptación del Otro; Voluntad de Crear, Regenerar, y Recrear; Caridad, física y espiritual.

Vitelmina Ahuir


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