OSIRION PRINCIPADO DEL KA

Het...

Het…

Letra hebrea relacionada con el octavo paso, referencia al Ser que se expresa en acto y acción, dentro de la experiencia existencial; siendo el fruto del sembradío y latente vida entre el fruto y su semilla.

Desde la “vida esencial” al estado existencial. Desde la cuarta planificación o dimensión, letra Dalet, a la manifestación completa.

Auto revelación del Ser, en las tres dimensiones, por medio del cincel de sus obras o acciones. Acciones que producen reacciones en cadena; o “pulsaciones”, inicio de producción de movimientos; la dinámica de la vida toda, en ida y vuelta.

Pulsación que “construye” o “renueva”. Símbolo del infinito, el eterno retorno, implica la comprensión de “la serpiente comiendo su propia cola”, o la presencia de la latencia en la permanencia.

Relacionada con la transmigración del alma y sus niveles evolutivos en la constante rueda existencial y sus diferentes valores a practicar en cada andarivel evolutivo ascensional.

“La mágica rueda” universal, coordinando tiempo y espacio.

Referida al poder creativo del Ser, que permea continuamente toda la realidad, siendo "vida que vitaliza", hálito de vida que ocupa las formas, o trascendentemente se expresa en mencionadas formas; tal el movimiento del mar se encarga de cada una de sus olas.

Simboliza la Dinámica de la Vida sostenida desde su dual sostén, produciendo movimientos, tanto de ir como retornar.

Sístole y diástole del impulso vital.

Representa el reflejo de la luz del alma, que al igual que la luna, brilla cercana al planeta tierra, dando existencia al cuerpo.

Experiencia física o conexión con la "vida que vitaliza" o vivifica.

Construida esta letra, desde la combinación de las dos letras anteriores, Vav y Zain, con un establecido puente, a modo de una fina línea de conexión transversal, es conocida como el “vallado”, muro,  límite, o “el jatoteret”: la joroba.

Tal joroba puede ser acumulación sin movimiento, o la experiencia diaria y armónica fluyendo en libre movimiento.

En relación a Zaín, es decir desde la “Creación mental” a la experiencia, podemos comprenderé al instante bíblico que expresa al “Espíritu de Dios se movía sobre las aguas”; primeros instantes del Génesis en referencia a la “Creación”.

Se comprende a Het como división o construcción y orden, tras ese momento trascendental de Zaín.

De ésta manera encontraremos a la letra Het en todo el proceso formativo de los “seis (Vav) primeros días de Creación”:

Separando a las tinieblas de la luz; al día de la noche; las aguas de las aguas; expansión de las aguas sobre la expansión y debajo de la expansión; “Juntar” las aguas y “separándolas” de lo seco que llamó  tierra; “producción y formación” e incluso “multiplicación” de especies con su “división o diversificación” de todas ellas, según su género; unión de especies, desunión y desafíos, en cuanto a funcionalidad.

La Biblia ha sido escrita en una “componenda dialecto numérica” simbólica, por tal motivo, la letra Het no fue utilizada en el “Séptimo día de Creación”, sino, únicamente hasta el sexto, inclusive.

En relación al “séptimo” o el Shabat o descanso, nos hace dilucidar o pensar, en un preludio de comprensión tras cada creación, para luego establecer la comprensión y sublimación de lo que se “hubo” creado, siendo la “sublimación” la comprensión sabia, el último estadio de toda creación, o noveno paso.

Por ello que el octavo también se distingue como momento de “circuncisión”; o “circunvolución”.

Toda “creación” necesita ser alimentada y sostenida, por tal motivo, “aquellos elementos” que salieron del “Único”, vuelven al “Uno” por medio de la “Redención” del Masiah (Mesías), o “Nombre Viviente”, tras haber hecho la experiencia; aunque cada experiencia es “visitada” por su creador, como el Águila que alimenta sus polluelos sin aplastarlos, y proveyendo de nuevas experiencias que se renuevan, transforman o transmutan.

El árbol permanece en el fruto y el fruto en la semilla, hasta el final de los “tiempos”.  

El hálito de vida es la Absoluta Presencia o Poder de re-creación continua; sin el “Poder”, la “Creación” y el mundo, cesaría de existir instantáneamente.

El Creador nutre y sostiene, a la vez que brinda a cada criatura, o en la terminología de la Kábalah, a cada recipiente o cuenco como “receptáculo”, la habilidad de crecer y desarrollarse "independientemente" del resto de lo creado, en relación al “Creador”.

La letra Het entonces, sugiere el equilibrio permanente entre la revelación de la Presencia del Creador, y el oculto Poder creativo frente a Su Propia Creación, y la “contemplación de la Obra”.

Podemos interpretar a Het como un portal; tal los anillos de Saturno, como último planeta que puede verse sin telescopio, el poder de entrar a un nivel de energía superior y salir de allí.

La ascensión de todos los mundos en Shabat o día de descanso y el subsiguiente descenso después de Shabat.

El poder de entrar a los misterios de la propia alma para revelar y desentrañar el “Génesis”, volviendo a la conciencia mundana individual y renovarse.

La posibilidad de encontrar los misterios dentro de los “Sacros Escritos”, y luego retornar a la conciencia de las tareas propias en la tierra, cuenco o “receptáculo” de experiencias múltiples.

Podemos interpretar como “Coherencia”, o unión de tres asociados:

1.     el padre (vav),

2.     la madre (zain), y

3.     Masiah (het)

La danza matrimonial del “Dos” y "Dios viviendo  en la cima del mundo": el jatoteret.  Dios "sobrevolando" sobre la Creación.  

La unión de la inmanencia y la trascendencia de Dios, y el cuerpo tangible.

Temor como pérdida de Vida en la existencia; amor en sentido de alimento y cuidado.

Amor a Dios con y desde el propio cuerpo físico y la Fuerza vital del cuerpo físico.  Amar a Dios con y desde la propia alma y la  Fuerza vital del alma, cuya irradiación procede del latido del corazón o tzadik.

Unidad esencial con Dios.  Fuerza vital de la vida misma. Resurrección desde la muerte.

Representa al número:

Ocho

 A los ocho vértices del cubo y la conexión con las siete direcciones que se centralizan en ÉL, “determinando” la pluralidad tridimensional; por lo tanto podemos decir: "Dios es Uno en los siete cielos y la tierra".

Al octavo día, conocido como el de aislamiento del Sumo Sacerdote, la circuncisión creativa física y también cardíaca.

La comprensión del “Hijo Pródigo” que regresa al “Padre”, abriendo un portal hacia el infinito.  

Viaje hacia la Luz trascendente de Dios.

Origen del alma y su descenso a través de los siete cielos hasta la tierra.

Entonces podemos concluir que:

"Aquel que vive en la cima del mundo" en lo más alto de la “Montaña”, “Es Siendo”, "la Vida Esencial" que “Vivifica, Sostiene y Alimenta”, sobrevolando en sí mismo, y por encima de toda “percepción” humana.

Vitelmina Ahuir


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