OSIRION PRINCIPADO DEL KA

DEJA EL RÍO (46)





Deja el río la montaña

 

Deja el río la montaña

y en su andar se vuelve pampa

pues en su cauce descansa

la redención de la tierra…

 

Pero en sus coplas enteras,  

de entre  sus zarzas y espinas

¡Pucha! Que de andar encinta

deja en su cuenca y pedrea

la niebla de su humedad

 y el batir de sus quimeras…

 

Horas se vuelve torrente,

agitándose en su manto

y en sus cascadas de llanto

bebe el zorzal su grandeza…

 

 El río se vuelve pampa,

y en sus arrullos va el grito,

de su sentir tan sumiso,

sometido en vana gloria;

y en el lecho de su historia

cuenta el gris de su tristeza…

 

Más luego llega la lluvia,

y en su alimento renueva

 expandiendo su cobija

hasta la más oscura hendija,

llevando el riego en su cinta…

 

Atando sus duras grillas

a esperanza de lo incierto

qué más puede haber en cierto

que su magnífico porte?

 

De su pasado en resorte,

desplegado en la llanura

lo espeso de una ola oscura,

lo abrazará en su futuro…

 

Más allá de lo bravío

osarios de sus navíos

trocarán su noble ruta,

forzando añil, de su suerte…

 

¡Gran océano simiente!

Tú que guardas majestuoso

en el caudal de reserva,

entrujando lumbre concedes

albor, a oscura renuente…

Vitelmina

  


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