OSIRION PRINCIPADO DEL KA

Kuph segunda parte: El tiempo hebreo

Concepción del Tiempo hebreo…

Concebidos en tiempo de esclavitud bajo el imperio babilónico, los doce meses hebraicos tienen inserto el germen de “construcción” de la libertad.

La esclavitud bajo babilonia, tiene el simbólico tiempo de “setenta años” desde el 586 a.C. al 516 a.C.​

En un principio, los meses hebreos eran denominados tan sólo por su orden numérico, comenzando desde la primavera como primer mes y terminando en el duodécimo.
Después en dominio de su importancia, el primero y último, fueron denominados por sus nombres: Nisán y Agar.

Como nacida expresión de liberación y rescate, se “designa” al Nisán como comienzo del año, en la primavera boreal; mencionado en el Éxodo y Deuteronomio.

Éxodo 12

1 Habló Jehová a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto, diciendo:

2 Este mes os será principio de los meses; para vosotros será éste el primero en los meses del año.

Deuteronomio 16

16  Guardarás el mes de Abib, y harás pascua a Jehová tú Dios; porque en el mes de Abib te sacó Jehová tú Dios de Egipto, de noche.

 El mes de Abril o comienzo de primavera en el hemisferio norte, en el idioma hebreo se le conoce como el mes de Aviv o Nisán.

En las Sagradas Escrituras, encontramos al principio, que  solo hay “cuatro meses del año que se les conoce con un  nombre”, ya que los demás, son referidos como el quinto, sexto, etc.  Indicando, los cuatro tiempos especiales coincidentes con el inicio de las cuatro estaciones.

Lo vemos a través del significado de las palabras.

¿Qué significa Aviv?

La palabra proviene de la raíz idiomática en referencia de “algo tierno.”

Al respecto, en las Escrituras, esta palabra la encontramos traducida como “cebada,” “espigas verdes” y en la mayoría de los casos como el mes de “Aviv”, o “ tiempo mensual de la Primavera”; época de germinación de los vegetales y comienzo de producción de “nueva vida desde la simiente”

El nombre de Nisán proviene de la palabra “Nitzán” cuyo significado es “Flor o florecimiento.”

Considerado “el mes de la Redención”, refiere al momento de milagros; mensaje obtenido desde sus dos veces inscriptas letra hebrea décimo cuarta, “Nun”, o “milagros de milagros” o comprensión de “Nisei Nisim”.

Otros nombres de meses mencionados en ciertos libros de la Biblia, es por ejemplo, el inscripto en el Libro de los Reyes.
Señala al "mes de Zif" en éste pasaje  y describe la “construcción del Templo”; todo lo engloba, con la culminación concordante al décimo cuarto versículo, o catorce pasos:

1 Reyes 6

Salomón edifica el templo

6  En el año cuatrocientos ochenta después que los hijos de Israel salieron de Egipto, el cuarto año del principio del reino de Salomón sobre Israel, en el mes de Zif, que es el mes segundo, comenzó él a edificar la casa de Jehová.

2 La casa que el rey Salomón edificó a Jehová tenía sesenta codos de largo y veinte de ancho, y treinta codos de alto.

3 Y el pórtico delante del templo de la casa tenía veinte codos de largo a lo ancho de la casa, y el ancho delante de la casa era de diez codos.

4 E hizo a la casa ventanas anchas por dentro y estrechas por fuera.

5 Edificó también junto al muro de la casa aposentos alrededor, contra las paredes de la casa alrededor del templo y del lugar santísimo; e hizo cámaras laterales alrededor.

6 El aposento de abajo era de cinco codos de ancho, el de en medio de seis codos de ancho, y el tercero de siete codos de ancho; porque por fuera había hecho disminuciones a la casa alrededor, para no empotrar las vigas en las paredes de la casa.

7 Y cuando se edificó la casa, la fabricaron de piedras que traían ya acabadas, de tal manera que cuando la edificaban, ni martillos ni hachas se oyeron en la casa, ni ningún otro instrumento de hierro.

8 La puerta del aposento de en medio estaba al lado derecho de la casa; y se subía por una escalera de caracol al de en medio, y del aposento de en medio al tercero.

9 Labró, pues, la casa, y la terminó; y la cubrió con artesonados de cedro.

10 Edificó asimismo el aposento alrededor de toda la casa, de altura de cinco codos, el cual se apoyaba en la casa con maderas de cedro.

11 Y vino palabra de Jehová a Salomón, diciendo:

12 Con relación a esta casa que tú edificas, si anduvieres en mis estatutos e hicieres mis decretos, y guardares todos mis mandamientos andando en ellos, yo cumpliré contigo mi palabra que hablé a David tu padre;

13 y habitaré en ella en medio de los hijos de Israel, y no dejaré a mi pueblo Israel.

14 Así, pues, Salomón labró la casa y la terminó.

La concordancia de medidas, peso y orden, es significativa en todas las expresiones, que pueden ser encontradas en las Sagradas escrituras.

También encontramos referencia, al mes de Eitanim, que es el séptimo.

1 Reyes 8

Salomón traslada el arca al templo

1  Entonces Salomón reunió ante sí en Jerusalén a los ancianos de Israel, a todos los jefes de las tribus, y a los principales de las familias de los hijos de Israel, para traer el arca del pacto de Jehová de la ciudad de David, la cual es Sion.

2 Y se reunieron con el rey Salomón todos los varones de Israel en el mes de Etanim, que es el mes séptimo, en el día de la fiesta solemne.

3 Y vinieron todos los ancianos de Israel, y los sacerdotes tomaron el arca.

4 Y llevaron el arca de Jehová, y el tabernáculo de reunión, y todos los utensilios sagrados que estaban en el tabernáculo, los cuales llevaban los sacerdotes y levitas.

5 Y el rey Salomón, y toda la congregación de Israel que se había reunido con él, estaban con él delante del arca, sacrificando ovejas y bueyes, que por la multitud no se podían contar ni numerar.

6 Y los sacerdotes metieron el arca del pacto de Jehová en su lugar, en el santuario de la casa, en el lugar santísimo, debajo de las alas de los querubines.

7 Porque los querubines tenían extendidas las alas sobre el lugar del arca, y así cubrían los querubines el arca y sus varas por encima.

8 Y sacaron las varas, de manera que sus extremos se dejaban ver desde el lugar santo, que está delante del lugar santísimo, pero no se dejaban ver desde más afuera; y así quedaron hasta hoy.

9 En el arca ninguna cosa había sino las dos tablas de piedra que allí había puesto Moisés en Horeb, donde Jehová hizo pacto con los hijos de Israel, cuando salieron de la tierra de Egipto.

10 Y cuando los sacerdotes salieron del santuario, la nube llenó la casa de Jehová.

11 Y los sacerdotes no pudieron permanecer para ministrar por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová.

Así comienzan los “once” de los “sesenta y seis” versículos del libro “octavo” de los Reyes.

Culminando:

65 En aquel tiempo Salomón hizo fiesta, y con él todo Israel, una gran congregación, desde donde entran en Hamat hasta el río de Egipto, delante de Jehová nuestro Dios, por siete días y aun por otros siete días, esto es, por catorce días.

66 Y al octavo día despidió al pueblo; y ellos, bendiciendo al rey, se fueron a sus moradas alegres y gozosos de corazón, por todos los beneficios que Jehová había hecho a David su siervo y a su pueblo Israel.

Es posible que, el resto de los respectivos nombres de los meses, los tomaran desde los fenicios, ya que son mencionados en el contexto de relaciones comerciales entre el Rey Salomón y el Rey Hiram de Fenicia.

Los nombres babilónicos que han llegado hasta nuestros días, aparecen por primera vez en el Libro de Ester y en los de Esdras y Nehemías, y fueron adoptados, igualmente por otros idiomas, como el turco moderno: Nisan = abril; Temmuz = julio; Eylül = septiembre; Şubat = febrero, etc.

La duración de los meses hebreos oscila entre los 29 y los 30 días, de la siguiente manera:

Nisán: 30 días, llamado también Abib,  y se corresponde al posterior moderno de marzo o abril: concordando con la presencia del sol delante de la constelación de Aries, y  el sacrificio en memoria del Creador, del “cordero sin defectos”. Concepto que recae sobre el sentido del Masiah.

Iyar: 29 días, abril o mayo.

Siván: 30 días, mayo o junio.

Tamuz: 29 días, junio o julio.

Av: 30 días, julio o agosto.

Elul: 29 días, agosto o septiembre

Tishrei: de 30 días, en relación a septiembre u octubre.

Jeshván: 29 ó 30 días; llamado también Marjeshván, octubre o noviembre.

Kislev: 30 ó 29 días, noviembre o diciembre.

Tevet: 29 días, diciembre o enero.

Shevat: 30 días, enero o febrero.

Adar o Agar: 29 días, febrero o marzo.

Desde el punto de vista religioso, el calendario hebreo cuenta con “cuatro diferentes cabezas de año", siendo cada una de ellas el comienzo de la cuenta anual para diferentes finalidades:

El primero de Nisán es el principio de año de acuerdo a la cuenta bíblica, al conmemorar la salida de Egipto; y era el principio del año para los reyes: de tal modo que, aun si un rey de Israel asumiera el trono el 29 del mes de Adar, ya al ser el día siguiente el primero de Nisán, se consideraba su segundo año de reinado.

El primero de Elul, principio de año para el conteo del diezmo de ganado a apartar, según las prescripciones religiosas  anteriormente referidas.

El primero de Tishrei, principio de año según el calendario hebreo, como celebración aniversario de la Creación del mundo; cuenta de años sabáticos de descanso de tierras e incluso, cada “cincuenta” años, en que prescribían las deudas y los esclavos quedaban libres.

El quince de Shevat, el año nuevo de los árboles, siendo ésta la fecha de su despertar luego del letargo invernal.

El año…

Un año hebreo incluye un ciclo completo de las cuatro estaciones del año con un número exacto de meses lunares.

De esta manera, el año hebreo puede tener tanto doce meses o año simple, y también trece, o año bisiesto, o en hebreo, que significa: “año preñado”.

El año bisiesto, embolismal o "preñado" en hebreo “shaná me'ubéret” metaforizando al mes agregado cual si fuera el feto de una mujer embarazada.
Así, los métodos de institución de tal año se llaman “ibur” o de preñamiento o embolismo; consistente en la duplicación de los “treinta días” de Adar: “Adar Aleph” y “Adar BetH”, anteriores a Nisán, el mes “nombrado”, como salida del cautiverio, celebración del Pesaj o pascua, acorde a lo antes descripto.

Esto se asemeja a febrero, como último mes del año romano.

El método original de embolismo, desarrollado alrededor del siglo VI a. C., establecía agregarse un mes más, en tres años de cada ciclo de ocho.

Ya en el siglo V a. C. se perfeccionó el sistema, estipulándose de ahí en adelante que el agregado habría de hacerse en siete años por cada ciclo de diecinueve.

Se estima que dichas técnicas tienen sus raíces en los conocimientos de astronomía de los babilonios, y del astrónomo griego Metón (siglo V a. C)

El Diccionario de la Real Academia Española define ciclo lunar, llamado también ciclo decemnovenal o decemnovenario, como el "período de diecinueve años”, en que los novilunios y demás fases de la Luna vuelven a suceder en los mismos días del año, con diferencia de hora y media aproximadamente; en tanto que el ciclo cuádruple de “setenta y seis” años es llamado calípico.

De esto se deduce que cada diecinueve años, coincidirán entre sí las fechas del calendario hebreo y el gregoriano.

Un año trópico, o circunvolución de la Tierra en torno al Sol, conlleva en sí 12.368 ciclos lunares, o vueltas que efectúa Selene alrededor de nuestro planeta.

Esto implica que diecinueve años trópicos equivalen a 234.992 ciclos de la Luna, un número prácticamente entero.

Para determinar si un año hebreo es bisiesto, debe buscarse su posición en el ciclo metónico.

La semana en el calendario hebraico

Los días de la semana hebrea se basan en los seis de la Creación, según relata el primer capítulo del libro del Génesis, siendo su nombre el mismo que les adjudica la Biblia, que son simplemente los nombres de los números ordinales en hebreo, del primero al sexto, salvo el sábado: Shabat, que significa descanso.

Al ser un calendario lunar, esta luminaria representa la figura femenina; el secreto de la Sefira de Malkut o reino, personificado por Eva (Java = 19 como se explicó antes).

El sol representa la figura masculina (el que brinda la luz, mientras que la luna recibe), y en particular la Sefirá de Yesod ("fundamento"; Yesod : diez veces (Yud) acompañado del infinito u ocho, ( Het)  en el Uno: Jai, personificado por Adán.

De esta manera se comprende, el secreto de la letra Zain como “la mujer virtuosa” que es la “corona de su marido”.
Cuando la letra Kuph precede a la letra Tzade, formando la palabra “ketz”: o “final de los tiempos”, relaciona al Apocalipsis o Libro de las revelaciones: "...Él ha fijado un final para la oscuridad".

Entiende al "final" como segunda venida del Mashiaj y la era de la resurrección; secreto de revelación definitiva de la gran luz y energía latente, presente dentro del secreto de la letra Kuph.

Tal como describimos en su forma compacta de la unión  de dos letras, Kuph, no sólo se refiere a la “vida”,  también se refiere al “antagonismo” de la vida, al espejo o sombra. Referencia al ejercicio de separarse de las cáscaras o impurezas dentro del plano físico.

Ello como escalones que la humanidad debe transitar para llegar a perfeccionarse por etapas, hasta la Unificación.

Las capas de purificación que implica desprendimiento de oscuridad que absorben fuerzas de vida, se conocen por el vocablo “zar”, que significa: “extraño”;  o extranjeros en la tierra o peregrinos.

CONCLUYENDO:

Kuph entiende a la misión del alma; el descenso para purificar las chispas en santidad, o separadas.

También, las dos letras mencionadas, forman la palabra “zeir,  o corona”,  como la propiedad de retorno, que ínsitamente  poseen las almas.

La palabra “raz, o misterio de la vida: existencia con el consabido retorno para continuar los pasos evolutivos”.

Desde su histórica raíz aramea, Kuph referencia al mono u homínido que, en cuya fortaleza o voluntad radica la posibilidad de trasponer el “ojo de una aguja”.

Kuph en este sentido , alude como apreciación del homínido en estado de vanidad, o como la falsa imitación en este mundo, respecto del real o consustanciación del Todo; y el ojo de la aguja, al punto vacío del tzimtzum, o comienzo de la Formación.

También describe al contacto y conexión entre las almas, y ellas abriéndose al Creador.

Recuerda de donde procede la fuerza que se revela en los milagros.

Representa al número cien.

Los cien años de vida del águila.

La edad de Abraham en el nacimiento de Isaac.

Belleza perfecta; perfección del cuadrado, “diez veces diez”.

Vitelmina Ahuir


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