Consideraciones comparativas (2015)
Consideraciones comparativas con el pensamiento helénico:
Tal pretende esta explicación global, la de ser inclusiva y comparativa, para continuar con lo ya expresado, e incluirnos en el plano superior considerado desde la kabalah como el esposo, o incidencia eléctrica, amerita incluir en este momento, para mayor comprensión a posteriori incluso de las partes astrológicas a desarrollar, el aporte incalculable de los griegos…
Los que siendo asistentes y voluntariosos estudiantes de los grandes centros culturales antiguos, o de las antiguas civilizaciones primigenias como la egipcia, describieron luego a su similar modo temas, que muchas culturas posteriores, distribuyeron, tomando “solo” partes, en las cuales basaron sus teorías y filosofías con el devenir de los años, dando origen a cientos de diferentes escuelas…
Siendo la cuna cultural primigenia hasta hoy conocida, la antigua civilización Sumeria, fue quien dejó registro de su organización, tanto social como en “ideas filosófico religiosas”; enseñanzas transmitidas, posiblemente desde tradición oral, con semejanza a partes de los textos compilados más adelante, y relacionados a lo que hoy se conoce como “Biblos” o Biblia.
También a través de sus bases o “escritos” o registros desde lo tangible, con “signos” grabados, en lo que se define, como escritura cuneiforme…
Muchos de estos símbolos, llegan a nuestros días, en similar observación comparativa, a través de letras babilónicas, hebreas, etc…
Hacemos la mención, para recordar que, dentro del árbol de la vida y sus caminos, las guías para comprenderlo, están asociadas a las antiguas letras hebreas que son veintidós…
Estas veintidós letras, consideradas de alfabeto solar, puesto que se enuncian a partir de la similitud con lo celeste sistémico superior, a diferencia de las consideradas lunares, incluyen:
Tres letras madres: Aleph; Men, Shim, vistas como de formación primigenia de todo lo que existe; o de tres elementos primarios a saber:
1. Aleph: Aire (1)
2. Mem: agua(13)
3. Shim: fuego (21)
Existiendo siete letras dobles o de doble pronunciación, ofrecidas o situadas en honorífica atención, a los siete planetas que se pueden observar sin necesidad de telescopio, que se corresponden desde lo físico, a partes del cuerpo humano, y desde la geometría, a una figura, como también una cifra o dimensión que pueda cuantificarla y medirla; y dentro del prisma, se identifica con un color, e igualmente a un sonido, que se corresponde con la distancia de arco entre las partes, o ente cada uno de ellos:
1. Beth: (2)
2. Guimel: (3)
3. Dalet: (4)
4. Phe: (17)
5. Kaph: (11)
6. Resh: (20)
7. Taw: (22)
Quedando doce letras de pronunciación simple, relacionadas o conferidas a las doce constelaciones del zodíaco a saber:
1. Hei: (5)
2. Vav: (6)
3. Zain: (7)
4. Het: (8)
5. Teht: (9)
6. Yod: (10)
7. Lamed: (12)
8. Nun: (14)
9. Shamek: (15)
10. Aín: (16)
11. Tsade: (18)
12. Koph: (19)
(Hago la salvedad, que la enumeración asignada, corresponde a las veintidós imágenes de los arcanos mayores del tarot, siendo su totalidad de 78 considerando los 56 menores restantes, insigne despliegue matemático, digno del mejor rompecabezas o juego de ajedrez que como medio, fue dispersado en los carros de los nómades gitanos, dando espacio al concepto adivinatorio, escaso en conocimiento o sabiduría de lo que realmente portaban )
Por ello podemos enunciar, que los antiguos Biblos escritos o compilación de viejos textos Bíblicos, desglosados y descifrados por hebreos y griegos, tienen una base primitiva de “celeste o sideral” visión, que es concordante y participativa, de muchas culturas, que bien podríamos denominar, como base genérica o general...
En cada cultura, en cada verso, poema, fábula o leyenda, escritura y demás, existentes al día de hoy sobre el planeta, veremos una similitud increíble, que bien nos hace pensar, pudiese ser posible, existiese una cultura primigenia y única mundial, base o inicio, que Platón describiera en su momento, devenida desde un lugar existente otrora, frente a las columnas de Hércules”, (Estrecho de Gibraltar) que se denomina en la actualidad como la “La Atlántida perdida, o sumergida”.
Esta enseñanza, la que fue desperdigada por el espacio terreno luego, sin nexo o conexión, y que se pierde en la remota tradición de los pueblos, fuera de cálculo temporal y que bien hemos de comprender, vigentes en el sentido del no tiempo o atemporal…
¿Cuál es el motivo?
Todas las culturas presentan e instan a la solución de la problemática “primaria” devenida desde la “angustia de humana desprotección”, frente a un medio, que a primera “vista”, se descubre como inhóspita; y en cuyo pensamiento, tiene el basamento la “imagen” del desierto; dentro de lo desértico, el peregrino o “desarraigado”…
Emigrar, también es una “imagen conceptual”, de muchas culturas religiosas actuales…concordante al “poblar” en territorios desconocidos…
No olvidando el lector, que cuando nos referimos al peregrinaje, puede indicarse al “transitar” por terreno desértico en cualquiera de los cuerpos, cuestión de característica “intrínseca” de la humana raza, y que nos conduce a ser “eremitas”, en cuyo y cada uno de los obstáculo a enfrentar, contando con una única herramienta, que se llama “voluntad”…
Entonces, podemos encontrar qué, una de las cualidades primarias del Ser, es esta específica herramienta: voluntad de ser, que se confiere o hace traslativa en el hacer, y que no se disocia amparando “identificaciones” temporales externas, (Funciones) sino que referencia en “algo” permanente y único, que es de consideración eterna e imperecedera…
También es momento de incorporar o referenciar una de las “máximas” ofrecidas en la obra del Kibalión: “como es arriba es abajo, como es afuera, es adentro” instalando o instando a una comprensión de pensamiento, que se referencia en la unidad del ser y la expresión del ser individual y a la vez indiviso: quien expresándose en el hacer, a través de la voluntad propia, extiende su remito a la unidad, que soporta el punto de anclaje, en idéntica dualidad (Ser : vida y Hacer: existencia), por medio del decir, emitir o hablar…
En esta compleja remisión a la unidad, se basa la inefable fe universal, desde donde surgen posturas corporales, inclinaciones, oraciones, más disposiciones verbales, que se sitúan dentro del concepto, como de mágica predisposición…
Remitiendo sólo a un desarrollo sistémico, integral e inefable, que parte del comprender, la magnífica disposición dinámica celeste, sus cambios, sus posiciones, sus magnéticas y eléctricas relaciones entre sí…
Desarrollo, que está guiado por estas invisibles fuerzas a las que me hube referido al comienzo y de las que bien el hombre puede servirse sin abusar…
En cuya referencia, en cada instancia del hombre devenida desde su alma como inquietud, incertidumbre, y desasosiego, cada cultura dentro de la raza humana, trató de explicar el modo, para que fuese más llevadera la existencia o el hacer, en este mundo, donde por su propia contextura, el hombre se asemeja a un peregrino, abandonado a su propia voluntad y suerte…
También podemos expresar, que cada poema, escrito, o distinción artística, tiene esa base primordial de un “algo interior”, que sin dudas resalta y procede de un ámbito especial y específico, que hemos pactado en llamar esencia o ser, (que nos da la característica fundamental, de pertenencia a la Seidad o Dios), y que puede ser extensiva o comprenderse, desde cualquier alfabeto, modo, o cultura diferente, pues tienen una remisión hacia el pasado, en función del futuro, unificado dentro de lo lineal y ascendente, desde lo circular, que se corresponde o remite al todo…
Haciendo referencia a la cultura griega, la cual instalamos al mencionar las columnas del Templo, como las columnas de Hércules, las que por semejanza terrena, estas culturas designaron en el mar Mediterráneo, a las columnas del Estrecho de Gibraltar, entre el continente europeo y asiático, entendiendo qué, aventurarse más allá de los pilones de Gibraltar, o a mar abierto, les inducía a pensar, por aquella época, en un aventura sin límites; a los que la mente humana, consideraba como peligrosa o de resultados imprevisibles o sucesos imprevistos, tal cual el abrirse al conocimiento de los mágicos pórticos del Templo de Salomón…
Esta semejanza en pensamiento, nos hace deducir, que cada individuo, dentro de la raza humana, es un “semilla” de Hércules, una posibilidad de desarrollo idéntico en sí mismo, dentro de las magníficas hazañas, que reseña la cultura helénica; instando desde la hebraica visión, a obtener la inspiración (voluntad) de transitar sus complejas proezas, entendiendo, que siendo particularmente ese héroe, encarnado en un espacio tiempo tridimensional, que es válido para cualquier espacio tiempo en este “globo”, llamado tierra, podemos bien recibir la Revelación de los presentes tiempos, a través de entender los viejos mensajes dejados por el Principio, para señalar el camino, que entiende a este Principio como Fin; alfa y omega de todas las cosas; Aleph y Tau; las alquímicas vías de transformación: de la materia en elemento sutil y lo sutil incorporándose o descendiendo a lo denso, para expresarse en diferentes frecuencias de sonido, tiempo y espacio…
Vitelmina Ahuir