OSIRION PRINCIPADO DEL KA

El custodio de los animales... (21)


El custodio de los animales y la gallina negra...
(Cuento)

Cierta vez, una gallina negra, muy cansada de habitar en el gallinero, subió al palo mayor del mismo, y observó la vida del corral…

Pasó meses y meses elucubrando sobre la subsistencia de todo el bendito recinto, incluso, desde ese punto, podía atisbar, la existencia del palomar vecino… con tristeza y desaliento…

Deseaba un nido en el aire… puesto que desde el lugar de criadero, parecía que, sobre el inmenso árbol, la casa se encontraba bien prendida, e incluso, ciertamente segura…

Sin dudas, las palomas son felices, pensó…

No puede semejante nido, romperse por ningún destino adverso… caviló nuevamente…

Insatisfecha con su vida de gallina, ansiaba profundamente el cambio, mirando cómo en el palomar, los palomos se prodigaban todo tipo de arrumacos y dándose amor, que parecía no tener límites…

Era sin dudas, lo que necesitaba…

…y deliró, con estar en ese lugar… y ser nívea paloma…

Lentamente al ver en su imaginación su deseo, en manera constante, prontamente, se dejó morir de hambre… pero hasta el último segundo, siguió ojeando con codicias el palomar…

En el tiempo de preparación para su muerte, convencida de no querer vivir más, discurría en su interior, sobre aquel soñado lugar, máxime, cuando dormir en los palos de abajo, por indicación del resto o carrera del más apto, era complicado…

Le debía al piramidal orden, agacharse toda vez que el gallo la persiguiera, siendo sometida  a su gusto, voluntad y placer, luego vería cómo este cantaba satisfecho, mientras ella, sólo se sacudía el polvo de las plumas; al tiempo después, engendrar huevos, criar polluelos, que debería mirar con desolación, seguir con sus vidas, una y otra vez, sintiendo su nido, perpetuamente vacío…

No era justo, sin dudas, se merecía el palomar… volvió a decirse…

Alimentarse, significaba bajar del palo, y por su color, ser agredida constantemente por el resto del gallinero, incluso soportar las golpizas permanentes del gallo, por no agacharse a tiempo… y a voluntad…

Dios, la observaba con un sentimiento raro, esta gallina, sin dudas, había nacido rebelde… la sumisión,  no era su estilo, precisamente…

Al buen Señor de los Universos, le resultaba extraño, a la vez, que le despertaba la curiosidad…

…y fue que la enorme gallina negra, después de estar reducida a ruinas, negándose a comer, así murió…

Con el transcurrir del tiempo, volvió a verse en la misma situación, una vez más…

La diferencia ahora, procedía únicamente en el color… se había convertido en una hermosa gallina blanca… pero no era una paloma del palomar…

Cuando tomó conciencia, que su vida no había cambiado en nada, con respecto de la vez anterior, subió al palo mayor, y en la punta saliente del mismo, castigó su cuello, hasta que una arteria de su cuello se cortó… y derramó toda su sangre…

En sus últimos momentos, miraba cómo la tierra bebía su líquido esencial de vida, casi con fruición, y en el último segundo de duración, volvió a desear, nuevamente ser paloma…

Su sorpresa fue grande, cuando al despertar, no era precisamente una paloma, se había convertido en un negro cuervo…

Pensó, de igual modo, no estoy en el gallinero, aunque tampoco en el palomar… pero el cuervo, debe tener una vida feliz… y se animó, por algún período muy corto de tiempo… con este pensamiento…

Descansando de las vicisitudes del trabajo de gallina, como poner huevos, y satisfacer al gallo, podría tal vez, cosechar de los sembradíos, sin siquiera aportar al noble trabajo de los demás… e incluso, pudo en essta oportunidad, destrozar con su encorvado pico, uno que otro par de palomas…
Ya no era tan grato, ser paloma, pensó...

Con el correr de los días, sintió también las perdigonadas del rifle del labrador, hasta que sus plumas y alas nuevamente, fueron heridas, una y mil veces más…

Las plumas ya no estaban sucias por el corral, pero sí, ensangrentadas…  día tras día…y volaba con inmenso dolor...

Y fue, que el negro cuervo, se subió al palo más alto del bosque y también deseo morir, nuevamente…

El Arquitecto de los Mundos, retornó a sentir preocupación por la rebeldía de su reino animal…

Qué pasaría, si a todos ellos, se les ocurriera una vida diferente?

El cuervo, poco tiempo después, se vio en el cuerpo de una noble y radiante águila… luego de su muerte...

Desde el alto lugar, el águila, a pesar de tener un compañero respetuoso y único, volvió a percibir el sentimiento del nido vacío, una y otra y otra vez más…

Miraba el confín del horizonte, y sintió un dejo de pena, que no se llenaba con ningún vuelo extraordinario… ya había visto, todo...

Por consecutiva oportunidad, subió a lo más alto de las rocas, ubicadas en lo majestuoso de las cumbres nevadas, y allí, sobre la más alta y puntiaguda de las rocas, volvió a dejarse morir en su tristeza…

Sus plumas se desprendieron del cuerpo, y se fueron esparciendo por los helados vientos, despeñándose por las frías laderas… en un desparramo, que parecía no terminar nunca…

Las que fueron pendiente abajo, lentamente fueron lamidas por la tierra, hasta destruirlas… otra vez más,  con satisfacción… por parte de esta...

Sólo una de sus plumas, quedó  ondeándose en el viento, como mudo testigo de su breve y particular existencia, en aquella piedra, donde por última vez, se posara el noble pájaro de corazón, sempiternamente errante…

La pluma fue cambiando muchas veces de color, mientras El gran Artesano de los Sistemas, no sabía qué hacer con el alma de la primigenia gallina negra… o dónde encarnarla…

Nada la había conformado…

Él, nada más ni nada menos, que el Soberano de los Soberanos, no había logrado, que fuese feliz… un solo día de su existencia…

Dubitativo, entregó el resultado al tiempo… era un caso perdido… no había que darle más vueltas al asunto…

Cierto día, un Ángel bajó del cielo, en ayuda de los animales de la tierra…

Había procedido en el planeta, un gran incendio, y todos ellos, pasaban hambre y sed… tal vez se morirían en su totalidad…

La tierra había decidido, beberse hasta el último de sus críos… cada gota, sin que nada ni nadie le impediera tomarse, hasta la última de sus propias creaciones... se sentía dueña de todos ellos... y en el fondo, así era...

El Querubín desplegó el arco iris, como bella escalera de acceso al planeta y como descenso, pero ocurría, que el arco iris, se veía roto en una de las partes o escalones, pues la pluma del águila, clavada en la roca, hacía sombra sobre la nieve y este bendito arco, se veía interrumpido, por tal motivo…

El Ángel bajo, hasta el peldaño en que comenzaba la sombra, y al tomar la pluma, miró, que precisamente sus propias alas estaban ahora, creciendo, y necesitaba esa pluma, que por efecto del tiempo, el viento, la nieve, la inclemencia, se había ya tornasolado… brillaba como el mismo arco iris… y le distinguía muy bien, entre los otros Ángeles…

Y fue que el buen Dios, pudo a través del Ángel y el arco iris, devolverle al Universo la opacidad de la  gallina negra, integrarlo al compendio de colores del mundo… para que pudieran los matices, distinguirse mejor… También, logró darle por fin, la alegría sin final, y eterna, a la triste gallina negra del corral primigenio…

Vitelmina Ahuir

 

 

 

 

 


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