Contemplo (24)
Contemplo…
Miro en soleada tarde el claro cielo
alzo la vista e indago en el silencio,
renuevo el corazón, e integro el viento,
oigo sonidos cuan espectrales lamentos…
Ellos están aquí, viven allí, en penumbras del recuerdo,
como fútiles hilos en verdoso estanque
reflejos eternos, figuras de mil tiempos,
en corazón que galopa, el centro de mi pecho…
Ingrávido guerrero, noble corcel, que aún late
este mío corsario que se aventura intrépido,
punzando divisas de emociones inciertas
costras de nostalgia, y de alegrías, sus prístinos fragmentos…
Borde de vórtice estremecido de destellos
donde trémula la vida se cobija restañando,
alzando áureas visiones de los tiempos
cuan brújula añil, vibrando en inmortal cimiento…
Eres ese algo extraño, como bandera blandiendo
afilado estilete de culpas, y de nostalgias
cien mariposas, prados con flores y mil cielos,
esa inmortal e infernal rosa intacta de los vientos…
Blande el recuerdo el puñal de afilada hoja
hunde muy certero y en la profunda lucha
es cuando el amor tierno en el centro dibuja
el rescate perenne en mil horas de brumas…
Amor, que eres el duende, aquel que punza y punza
sensaciones que distienden y mis sonrisas dibujan
más, cientos de nubes dispersas de este cielo
convirtiendo en norte y por ti, la incierta brújula del tiempo…
Vitelmina del Valle Ahuir