OSIRION PRINCIPADO DEL KA

Impulso a Ser


Impulso a Ser

 

Dentro del humano como género, existen, coexisten y persisten, impulsos, que desde la astrología y otras ciencias que abordamos, (llamémoslas ancestrales), tratamos de explicar, para la comprensión de los allegados a ellas, y coincidimos en llamar desde nuestra simbólica expresión, arquetipos.

Incidentes sicológicos, a la conformación sistémica orgánica,  y como resultado, la incorporación a la conciencia o Ser, por antonomasia.

 

Para ello, es imperioso establecer un vínculo dialéctico expresivo con el alumnado o adepto, que consensuaremos en designar o denominar, entre lector y escritor, en abecedario del alma, o voces del alma.

Al entendimiento de estas ciencias, podemos arribar, si establecemos un primer pacto dialecto inter relacional que los astrólogos definimos, como desde el alma, o sicológico energético, que es quien nos vincula como esencias en unidad. 

Los describiremos como Impulsos intrínsecos que caracterizan a la naturaleza humana,  tanto sicológica, como emocional o físico.

Arquetipos o moldes, tal coordenadas mentales, emocionales, físicas, que se estrechan o entrelazan, relacionando los tres cuerpos: mental, emocional y físico; en el individuo en un contexto de espacio tiempo, (experiencia física o temporal),  uniendo, estas características de su experiencia física o temporal, con la concepción de lo atemporal divino, o concepción espiritual.

Es en la concepción divina o atemporal, que encontrará el diseño o la estructura abstracta, de la hermandad, o el entendimiento de Ser una parte alícuota de la divinidad.

Estos impulsos conviven en nuestro interior, como un exquisito mundo, o microcosmos, con  identidad o reflejo desde macro cosmos; pretendiendo desde estas ciencias, establecer un paralelismo comparativo. Intento válido de conocer los referidos impulsos, en nosotros mismos como individuos, desde lo micro a lo macro o viceversa.

Las  herramientas arquetípicas, que como pretensiosa mirada holográfica u holonómica, nos permiten integrar e incorporar, esa unidad divina en que algún momento, para la experiencia tiempo espacio, nos ha sometido o esclavizado a sentirnos particionados, separados de la unidad y que en su integración o camino de retorno, será convenido en llamar, el sendero propio o encuentro del camino hacia la unidad, desde la comprensión interna, que este dialéctico propone.

 

Primero debemos diversificar estos diferentes senderos particulares de experiencia, en camino de la integración personal o unidad:

Desde esos paradigmas, definiremos a estas ciencias, como herramientas de acción para  comprendernos a nosotros mismos.

Cuando vamos aprendiendo las funciones sicológicas, desde la comparación y asociación de los arquetipos míticos, aparece el concepto clave a tratar:

La conciencia de Ser, y en esta conciencia, el valor en la aceptación de la parte dual o también llamada, propio inconsciente…

Luz sumergida, que sólo podemos integrar, a partir de las relaciones con los demás…

 

En esta eterna dualidad, es posible comprender en nosotros, al igual que Jung propone en su teoría sobre la realización personal, un principio de Individuación que incluye Per Sé, un principio de Inercia, que se enfrenta como polaridad al primero…

 

El principio de la individuación, es el desenvolvimiento de la esencia que está llamado a Ser, y esto lo podemos ver, muy puntillosamente establecido por los antiguos, en las escrituras de los cientos de mitos, encontrados en todas las diferentes culturas…

 

Para Jung, la sicología transpersonal, representada en los mitos…

 

Para Jung, existían dos principios o leyes, que indican pautas de orden:

 

1.       El llamado a Ser: desenvolvimiento de la esencia, donde encontramos el alma, y dentro de ella, el descubrimiento del anhelo profundo de llegar a Dios, o Unidad que somos, dentro de nosotros mismos. VENIMOS A Ser, desde la semilla; que tiempo posterior germinará en el tiempo espacio, a través del desarrollo de los propios talentos inherentes, guardados en el alma, y que se conocen como impulsos internos, desarrollándose dentro de las actividades o relaciones con los demás. Desde ahora, llamaremos anhelos.

 

2.       La resistencia a Ser, que se representa a través del Principio de la inercia. Esa vos interior que nos insta a quedarnos cómodos, creyendo entender que lo sabemos todo, y por efecto de la gravedad terrenal, o parte concupiscente física, nos vuelve hacia abajo y atrayéndonos en su magnetismo lunar o de pautas de miedo, nos lleva a quedarnos en los sitios conocidos, o de emergente seguridad personal. Lo que convendremos en denominar, desarrollo de lo terreno.

 

Para mejor interpretación, podemos pensar que estamos constituidos de dos partes:

 

1.       Esencia o chispa divina, aliento de vida, o elemento energético emergente, cuyo caudal desconocido, radica en cada uno de los seres vivientes. Nuestro núcleo. En mitología transpersonal, conocido como Helios, Apolo, Ra, Horus, Jah como parte de jehová en la Biblia; o toda referencia mítica solar. Entre medio de este principio solar y el segundo que es la personalidad, convive un principio intermedio, que llamaremos cohesión o irradiación.

 

2.       Personalidad: lo que nos diferencia externamente, incluyendo experiencias personales, historia personal, vivencias, sucesos históricos, es decir, el medio o instrumento que nos permite ingresar al camino del conocimiento o percepción de esa esencia, mientras esta no se endurezca como una armadura, y que se instale antes del sitio particular de la visión  como velo y nos impida acceder a ese camino. Momento en que la personalidad es vivida como una amenaza, ya que busca asegurarse y estructurarse, convirtiéndose en un peso para el alma; entendiendo que alma es el elemento primordial o puente, extendido para conectarse desde lo físico o experiencial,  con la esencia o núcleo. Desde la diversificación, nuestra  mirada introspectiva polarizada en un solo aspecto, no tiene visos de realidad.

 

Principio de polaridad:

 

1.       Luz (Sol): Esencia, núcleo, unidad, día.

 

2.       Sombra (Luna): Inercia, comodidad, miedos, noche.

 

Tal como pensaban los antiguos filósofos, Jung adhiere diciendo: “todo tiende y se orienta hacia su opuesto”. Nuestra disposición innata o impulso, atraviesa nuestro siquismo, y tiene su punto de luz y sombra. Una parte mayor de nosotros mismos, que supera lo consciente y sumergida en la penumbra, podemos vislumbrar a través de nuestras respuestas emocionales, en su mayor o menor medida y se vinculará por su maduración con nuestros aspectos creativos.

 

Cuando en astrología decimos o pensamos en la facultad o dificultad de llegar por medio del anhelo al punto inicial de luz, lo hacemos  a través de la comprensión de esos arquetipos  instalados en la explicación del mito, netamente abstractos, correlacionados o sumado al algébrico punto científico matemático, en que estipulando nuevamente con la dialéctica, llamaremos “aspectos” o distancias angulares, dentro de la figura circular o “convención de vacío”, que comprendiendo a lo esférico, nos brinda una imagen espacio temporal interior, en que dichos arquetipos se relacionan como funciones.

 

Estas distancias angulares existente entre “estos personajes”, elaborados desde la astronómica posición dadas entre estos arquetipos, o personajes míticos, desde la mirada astronómico  o matemático al momento de nacer, nos permite interpretar las dificultades o facilidades para encontrar el camino a la unidad. Por ello diremos que estas ciencias, son religiosas. Re ligan al hombre con su sentido de vida o existencia.

 

Ellas no inhiben cuanto sentir existe, u otras concepciones religiosas, sino por el contrario, las unifica.

 

Relación entre lo subjetivo y objetivo:

 

Por ello, nos valemos de la astronomía, conociendo primero las efemérides o cálculos matemáticos precisos en gran medida, y sobre su mayor exactitud, para elaborar un mapa natal o astral, conocido en toda la extensa bibliografía, como ápex.

 

La construcción del mapa, no se agota en sí mismo, puesto que se lo considerará semilla particular, que dentro de sí misma, tendrá el desarrollo y el resultado, como toda semilla existente dentro del espacio tiempo, concernidos a los seres vivos, como así también a entidades sociales con un fin determinado.

 

Consideraremos también, que una idea o pensamiento, también es una forma viviente.

 

En lo que respecta a la personalidad, la proyección amanece como un aspecto de defensa personal, ante un principio amenazante, que venido desde el exterior, se une en esa paridad dual, que se enlaza adentro por correspondencia de lo idéntico, encontrándose sumergido en la oscura profunidad del inconsciente. Llámese experiencias grabadas en el cuerpo emocional, que viviendo entre la sombra personal, se expresa afuera.

 

Situaciones dolorosas que se ocultan en la sombra lunar, pero en esta sombra, también se oculta la potencialidad o fuerza de voluntad solar, que siendo de característica infinita, surge como impulso a la integración, propiciado por el subconsciente. Luego el inconsciente no se agota o deja de interpretar con el consciente, en una vida, sino en muchas vidas, siguiendo un hilo conductor de desarrollo. Para entendernos, deberemos establecer otra convención, y esto, es la transmigración del alma, o el proceso del alma en muchas existencias.

 

Otro aspecto dual:

 

1.       Esencia: atemporal o divina, inmortal.

 

2.       Existencia: temporal humana, mortal.

 

Nos referiremos que soy y existen en nosotros, dentro de esta semilla, otros aspectos diversos o diversificados para comprender, como puente entre lo temporal y atemporal:

 

1.       Inconsciente colectivo: Donde se encuentra la memoria ancestral o de la humanidad. Sus logros, sus devaneos, sus ilusiones, desilusiones, maneras de resolver cada etapa crítica del ser, memoria de la raza, que actúan sobre el inconsciente personal. Estos arquetipos que se encuentran en el inconsciente colectivo, son compartidos por todo ser humano, y por su cabal interpretación, consideramos sin tiempo o atemporal.

 

2.       Inconsciente personal. Memorias de sucesos personales; recuerdos familiares y relacionales dentro de la familia; acerbo personal, que nos permite el desenvolvimiento de la personalidad y nos insta de manera constante a dirimir sendero hacia el núcleo o esencia, que bien podríamos llamarle desde el cristianismo: espíritu Crístico que se reúne con su Padre o Dios. Desde lo Junguiano SI MISMO;  SER para la filosofía antigua y contemporánea. Otros: Mónada, arquetipo central, arquetipo PER SE, regreso a la fuente, “somos”, o llamado a Ser.

 

El alma cristiana o siquis freudiana o junguiana: es una mediadora, entre la personalidad y la esencia.

 

La encontraremos incluso en los mitos denominada como siqué ... la que se nos manifiesta en los sueños, a través de la imaginación, o intuición…

 

Cuando pasamos una etapa de crisis interior, o desequilibro entre lo físico y el anhelo crístico, o llamado a Ser, nos enfermamos, física o síquicamente,  para que en un momento de soledad, podamos comunicarnos desde  el descanso físico y síquico, con los sueños que podemos denominar, la  expresión del inconsciente…
Vitelmina Ahuir

 




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