Aleph: segunda parte
Aleph: el que recibe
Segunda parte
Hombre:
Recipiente áureo del principio viviente, el hombre tiene la facultad otorgada o recibida, del conocimiento de sí mismo por sí mismo… Siendo su potestad primordial y primigenia, la razón suprema como Principio invariable y por lo tanto imperecedera, y siendo toda inteligencia adherente a dicha razón, también es invariable e imperecedera… vale decir, inmortal… sin estar sujeta a los caprichos de la cambiante naturaleza…
Quien recibe el principio Viviente, tiene fe en la inmortalidad y concurre en la creencia y acreencia de quienes creen como él y con él…
Por tal motivo, es domo y dominio de las fuerzas de la naturaleza propia y sus tendencias…
Llamado a Ser el Amo de los elementos, debe conquistarlos para sí mismo…
Debe obtener la vista y alas del Águila, para conquistar las alturas, (Conexión con su Creador); los muslos del toro, para labrar las profundidades, (Enfrentar las propias sombras y sus miedos); las garras del león para labrarse camino de derecha izquierda… (Abscisas y ordenadas astronómicas); pero por sobre todo, la cabeza humana, portadora de la palabra y la razón, y ama de la señora lógica…
Quien recibe, debe aprender a vencerse, siendo su palabra o verbo, el signo característico de su vida…
Toda materia a su alrededor, es forma vestida de material compuesta de cuatro elementos, y por lo tanto densa, y toda forma, es la expresión de la palabra, siendo la idea, matriz de la palabra y la palabra la razón de Ser de las formas…
Toda imagen o figura, es un carácter y todo carácter, retorna a la palabra…
La forma es proporcional a la idea, y la sombra el cálculo del cuerpo formado, en relación con el luminoso rayo que lo distingue dentro de la oscuridad; siendo la oscuridad la respuesta en profundidad, de la dimensión de la luz que por sí mismo esgrime… siendo una individualidad, que parpadeando como las estrellas y astros en el espacio, se agiganta o se desmerece, en el complejo vacío universal… tal se guarda la flecha en su vasta y auxiliar funda… (Principio y vacío)
Cada rayo luminoso o Ser, guarda una proporción moral analógica dentro de la densidad, y morfológica acorde a su expansión y reducción… siendo su ánimo o alma, intermediario entre el principio viviente o espíritu, y su cuerpo físico, enlazado en su moral, como culminación de la expresión de los primeros…
Definiendo su alma, acorde a las facultades de sus partes, como la consorte resplandeciente de la voluntad e inteligencia, cuyo líquido seminal de incalculable valor, es el diáfano o líquido cerebral (Líquido o fluido nervioso) donde se dibujan las formas primigenias, que se miran y observan con los ojos del alma, éstos leen los reflejos infinitos de los mundos invisibles…
Por lo tanto, es la imaginación la adaptación de la palabra y la conexión de dicha palabra a la condensación de los elementos, produciendo diferentes cuerpos que nos rodean o circundan…
Continúa
Vitelmina Ahuir