OSIRION PRINCIPADO DEL KA

El día que el humano se volvió invisible…(53)






El día que el humano se volvió invisible…

Cierto día, harto de su secuencial y consecuente labor, comiendo el fruto de su propia siembra, con la hoz en la mano, sus vestiduras rasgadas, más sus descalzos pies,  el humano miró al cielo y preguntó a Dios cuál era el significado de su vida?

La pregunta parecía concisa y con la posibilidad de una sola respuesta…

Más el Altísimo se tardó varios días pensando para recién contestar… de hecho no era tan sencilla la contestación…

Este era el mejor planteamiento que había recibido desde la tierra, desde que esta había sido creada, puesto que hasta ese momento sólo había tenido una gran revolución en sus recintos, y lo había resuelto muy fácilmente…

Separó lo que sirve de lo que no, clasificando Ángeles y demonios, quedándose con los Ángeles a su servicio y merced… más a los segundos, desterrándolos, los confinó a la oscuridad, para nunca más verlos… sabiendo a ciencia cierta, que existían…

Había sido taxativo…

Nada era turbación en el cielo, todo era orden, pero el hombre estaba en el límite o periferia, recibiendo los influjos de ambos estratos…

Como desde un balcón, el humano podía mirar la oscuridad lejana y la lumbre proveniente de los recintos del Señor… también, a grandes distancias…

Estaba justo al medio…

Dios pensó entonces:

Qué podía hacer por esta creación propia, salida de su propio semen inmortal, pero también con germen, anterior a la primitiva división?

Esta creación, estaba sencillamente en el límite… la periferia…

Por un momento, Dios sintió la tristeza del humano… su desesperanza,  sus miedos, su invalidez frente  a los tropiezos diarios u obstáculos que sufría…

Sintió sus anhelos, su ambición de perfección por llegar hacia su espacio, más, ser recibidos por él… y realmente se conmovió…

Antes de contestar al humano, Dios se atrevió a una pregunta:

Qué esperas tú de ella? Fue el interrogante…

El humano por algún momento, se sintió turbado, puesto que a diario, insistía en diferentes súplicas… pero en esta instancia, no se le caía ni una sola idea…

Oportunidad en que buscando muy dentro de su corazón y mente, no encontró sencillamente NADA, para solicitar…

Y hete aquí, que solicitó la nada…

A Dios, realmente se le había suscitado un dilema…

Sería como recoger su esencia inmortal y disolverla para siempre… y Dios vio esa decisión en el humano, seguramente instalada…

El humano había perdido el significado de la vida, o nunca lo había tenido…

De hecho, estaba siendo el acto de mayor rebeldía que el humano estaba presentando, no sin justas razones…

Los demonios insistían en sembrar espinas dentro de sus sembradíos, y pesaban demasiado las viejas y primigenias órdenes, de:

Ganarás el pan con el sudor de tu frente…

Deseo vehemente será… y henchirás la tierra de hijos…

Grande es el camino que te llevará a la destrucción, más angosto el sendero…

El conflicto era demasiado complejo… tampoco sería un acto de justicia, olvidar la larga trayectoria del humano, intentando, la dimensión de su Padre… era negar su paternidad entre los humanos… Era reconocerse NADIE en sus vidas… tal como negarse a sí mismo…

… totalmente una incoherencia, para su razón y también para su sensible orden…

Sencillamente, había que negociar… el humano simplemente, le estaba complicando su tranquilidad…

Así dibujó un hermoso proyecto para alentarlo… y se lo mostró al humano, en sueños…

Se le ocurrió, que debía arreglar la escalera que acercaba al hombre, hasta él… haciéndola más firme, instalando algunas seguridades, en reconocimiento a  su humano hijo… por merecimiento…

De esa manera, la fue moldeando, desde la compleja mirada circular…

En esta circularidad, a cada escalón, el humano perdería partes de la humanidad, desde sus piernas hacia arriba…

De esa forma habría una circulación de esencias…

Los Ángeles bajarían, siendo sus pies, lo último en hacerse densos… sentido contrario del humano… los pies, sería lo primero que sutilizarían… favoreciendo los caminos más escabrosos… y estrechos…

Tal el proyecto, lo instaló, y hasta ambos estuvieron contentos… satisfechos…

Luego de despertar, el humano parecía en armonía…

Como toda unión, el consenso volvería a reunirse, en caso de presentarse un nuevo problema…

La prueba mayor, se le presentaba al humano, al llegar el momento de sutilizar su corazón…

En este estadio, un poco más cerca de las palabras del Creador… el humano solicitó ayuda para ese escalón del proyecto… pues no era fácil, y se encontraba como al principio… deseando la nada misma…

Volvió Dios a incitar el sueño en el humano…

Pensando mucho en cómo solucionar el problema humano, Dios vació una parte  del corazón humano… en ella no habría nada, un atisbo del inconmensurable vacío, e invirtió su polos generativos, hacia la oscuridad…

Al despertar el humano, una vez más, se sintió en armonía…

Fue el preciso momento en que el humano, miró hacia abajo, y sintió una gran compasión por los que venían ascendiendo…

A este escalón Dios, lo llamó formación de maestros…

Los maestros sólo tienen ojos para ver, garganta para expresar, corazón para sentir: compasión…

Sutilizaron gran parte de su cuerpo…

Por ello es, que los maestros, pocas veces se estacionan en el propio dolor, pero  al sentirlo, este es tan intenso, y profundo como todos los escalones, desde el inicio… incluso, el de la oscuridad total, donde habitan todos los demonios…

Inconveniente que no pudo solucionar Dios, llenando su cerebro de vacío, ni su garganta de palabras sin sentido o fundamento…

Nuevamente Dios, durmió al humano…

Dios le otorgó a humano, la concepción del valorar la palabra como don…

Pero, que siempre los hay, el humano encontró que nunca su palabra era escuchada en su recinto…

Pesaba mucho la antigua orden:

Nadie es profeta en su tierra…

Entonces, Dios bajó los peldaños que a los maestros le faltaban para llegar, apoyo sus energéticos brazos sobre sus hombros, y sólo expresó:

Eres mi hijo amado, te he aprobado… siente dentro de ti, mi amor incondicional por tu alma humana… y desde hoy te brindo para ti y tus hermanos, un solo sentimiento: amor incondicional…

Cuando el humano despertó, no hacía sombra… se había tornado invisible…

Desde ese escalón, se veía una montaña de sombras, que cayendo hacia la tierra, alimentaban su suelo, nutrían sus capas, y la llenaban generosa y amorosamente de nuevas formas experiencias humanas…

El humano sólo contaba en este estadio, con ojos para mirar, con el don de la palabra para enmendar y un solo sentimiento: amor incondicional…

Ese día, los maestros humanos se volvieron invisibles a los ojos de los hombres… tan invisibles, que sólo se entienden con el corazón…

Vitelmina Ahuir

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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