OSIRION PRINCIPADO DEL KA

La luna y sus fases

La Luna y sus fases

 

Cada científico, psicólogo o astrólogo... interpretará desde sus vivencias e inclusión del conocimiento, y creará su propia visión... de lo arquetípico...

Resonará en quien lee, a través de su propia lógica o razón,  de sus experiencias, vivencias o modelos, lo que debe tomar o descartar... de cada escritura que llega a sus manos...

Así, esta es la mirada personal del arquetipo lunar...

No hay “figura” celestial que nos enamore más que la luna…

Ser polifacético, que ejerce embrujo sobre la tierra, y así, en cada uno de los seres que habitamos el planeta…

En cada noche, en cada día, su presencia ejerce una fuerza de atracción magnética, influyendo sobre el crecimiento de todo lo que existe,  a través del elemento substancial que regentea: el agua…

Jugando alrededor de la tierra, se crean con su influencia, las corrientes magnéticas, que junto a la electricidad solar, manejarán los vientos y las dispersiones de semillas… en justa distribución, para que en aridez o fecundidad de Gea, los seres practiquemos excesos o carencias, según lo que se necesite expresar o experimentar…

De allí que nada es nuestro y a la vez, todo es de todos…

El sentido de pertenencia es tan efímero, como lo es el tiempo…

Lo único que sin poseer, ostentamos su tenencia es el cuerpo, como herramienta o traje confeccionado a la medida de la experiencia por vivir, y a quien le debemos “respeto”, como “templo”, por la dedicación amorosa de “fuerzas”, que también están a nuestra disposición para ser utilizadas… y ellas construyeron para cada uno de nosotros… incluidos reinos animal y mineral… mencionado “traje”…

Nuestro satélite natural, reinando sobre los líquidos, altera las mareas en los mares y océanos, el movimiento de las corrientes marinas, participando en el ciclo natural del agua y dentro del ser humano, idénticamente, además del nivel acuoso en el organismo, enreda, altera, suaviza y maneja  las emociones y sentimientos…

Modificando el nivel de los fluidos, enerva, diluye, equilibra  el líquido nervioso, la sangre y linfa… con que se nutren cada uno de los tres cuerpos: mental, emocional y físico…

 

 

 

Símbolo arquetípico del inconsciente, incita a lo instintivo, irracional y pulsa desde lo profundo de nuestra siquis o “oscuridad”, a inspeccionar esa parte no “conocida” por la conciencia, guardada celosamente en su “arca”, cristalino plateado de su interior, fascinante…

Símbolo de la “gran madre”, o madre que nutre, cobija, resguarda y protege… es la estructura mental donde se abrigan nuestros anhelos, esperanzas, resguardando nuestros miedos y limitaciones… y también porque no, aquello que no nos atrevemos a desarrollar, conocido como los propios talentos…

Para Jung, la sombra dorada…

Exacerbando o disminuyendo la fantasía y la imaginación, de manera permanente… somos participes solidarios de la “oscuridad”… y cada elemento incorporado como sabiduría, constituye nuestra luz o vibración particular… nuestra “ganancia” o legado, que será transmitido a las generaciones venideras… ya que tampoco es totalmente nuestra la experiencia en su totalidad,  y será venciendo, la oscuridad y la noche… como cooperamos con el sistema… instituido por Dios…o El Uno o Todo…

 

Arquetipo del libro de la vida o registros akáshicos… es referente de la memoria actual, tanto de la inmediata como la lejana… y las reminiscencias del devenir de vidas pasadas… Estos recuerdos dormidos son mostrados como “rayos” intermitentes que nos guían, en esa “oscuridad” de nuestras vidas, hacia la integración de la “luz” o Amor Universal… Dios, que vive en esa Luz Eterna… e imperecedera e imperturbable…

La premisa, volver al punto de inicio con los “dones” multiplicados, en un sentido u otro…

En ella se encuentra inscripta la historia de la humanidad, de la genética particular de las razas, las familias y cada historia personal…

De allí, que es un arquetipo tribal, clánico, maternal y matriarcal…

Inclina a la maternidad, a la expresión del amor hacia los hijos… sean estos físicos, emocionales o intelectuales…

Ejerciendo influencia sobre el ADN, y su formación cromosómica… guarda en la memoria genética, y celular… la participación de todos los seres en el juego que los Hindúes conocieron o llamaron como Lilah: “el eterno juego de Dios”…

 

 

De allí, tan importante es “beber” el líquido elemento (agua) con “intención de amar la vida”, recordando que cada elemento tiene su espíritu, Ángel o “fuerza mágica” o “pensamiento”, como quiera llamársele en cada una de las creencias particulares… pasando a ser cada componente (Elemento) entonces, totalmente “sagrado”… ya que permiten la existencia de los seres en este plano…

Se nos ha otorgado o regalado y participado, en la magnificencia creativa de “Dios”, dentro del cual vivimos, desarrollamos, respiramos, nutrimos, y moldeamos… tanto la vida, como la “muerte”, o desintegración celular…

La muerte, también es lunar, como lo es la disposición del cuerpo en descomposición y última morada del mismo… guardando sus formas, (Genética)

Además, se nos ha convocado a ser “dioses”, co creadores de la existencia, contando con todos y cada uno de los elementos, que “moldearán o modelarán” la experiencia en este plano, espacio tiempo… como arcilla de bellísima proporción… a quienes como dioses co creadores, aún le podemos insuflar aliento o fe, de continuar hasta que la misión culmine…

Aporte de cuidado que está a nuestro entero cargo, por cierto…

 

Somos los eternos “alfareros” de nuestros destinos, experiencias, vida y razón de existir…

 

No hay sentimiento o emoción, que no hayamos experimentado o debamos experimentar, en este reducto planetario… de allí, que la Biblia exprese: “No hay nada nuevo bajo el sol”…

 

El “juego de Dios” es infinito…

 

Tanto en la kabalah como en otras tendencias de conocimiento, la creencia es de la perpetuación de la vida en diferentes planetas o estadios, que a medida que se transitan, Dios en su infinita bondad, expandiéndose, nos da la oportunidad de participar o experimentar en todos sus “reinos”…

 

Ambivalencia de extraordinaria belleza, en la eterna e inefable conquista de la oscuridad o “ignorancia”… con la luz de la conciencia…

Donde el bien y el mal, no existen… sólo el juego eterno de la “conquista”… ya que hasta en la oscuridad, hay belleza por descubrir… y ser conquistada…

Iluminación de la ignorancia…

Somos conquistadores por naturaleza… en búsqueda perpetua de la unión con lo inefable…

 

La luna, como fuente de la memoria, de la imaginación, además de la fantasía… “nos intuye” en las diferentes formas, que otras razas, otros credos, otras culturas, hubieron practicado en otro tiempo, y cuyas imágenes están guardadas en las rugosas “pieles” de su femenina trascendencia…

 

Ella plasma la creatividad mental en su programación, participando en lo que cada uno de los humanos, quiere o necesita “crear” para hacer la experiencia en el trayecto particular de cada encarnación… y que estuvo pactado con la fuerza impulsiva y eléctrica, de Amor Universal, antes de encarnar en un vientre femenino… o receptivo…

El objetivo para la realización de la “misión conquista”… con todos los parámetros, para construir la felicidad a pesar de “los obstáculos”, inherentes a todo desafío…

 

Ingenieros amorosos, en el transcurrir de las eras, fueron “puliendo” las formas físicas, a medida que los seres evolucionábamos… construyendo nuevos recintos o receptáculos, que necesitamos para “manejarnos” en los diferentes “lugares” y a respectivos fines…

 

Arquetípicamente, si el sol es el padre, la madre es la luna… “conciencia e inconsciencia”

 

Fecundador y fecundada… que trasladan y guardan su fecundación, dentro de los pliegues de su “hijo”: Gea, la tierra… para su desarrollo, luego el alcance de la plenitud…

 

Pensamiento e imaginación que plasma…

 

La conversión del “hombre” en un lobo y a la mujer en “la bruja”… es el llamado de la oscuridad, a quien cada ser debe llegar a vencer o conquistar, robando “el conocimiento” y trayéndolo a la luz… de la conciencia…

 

El juego eterno de la vida, en su imperecedero derrotero… convertir lo “animal” del instinto en razón, luego cognición…

 

Como símbolo de los sentimientos y emociones,  cada una de sus caras, posee una característica sicológica particular para quien tiene que integrarla, y que en astrología se conoce como el lugar de “seguridad”, que es proyectado como parte del destino… a través del ascendente…

 

Los aspectos que sin duda, la relacionan con los demás planetas o arquetipos sicológicos… son “lo obstaculizado o conseguido o a sortear y conseguir”, vivencias que saldrán o pulsarán a través de la “herramienta” que nos conecta con el exterior: ascendente u horizonte…

 

El ascendente es quien “pinta” la imagen del desarrollo del “destino”, que al poner en luz, cada parte no conocida, se disuelve y convierte en la misión de vida elegida, a través del “libre albedrío”, desarrollando lo que antes de encarnarnos fue premisa aceptada, dejando de ser así nuestra vida, algo a merced de las “mareas” de la predestinación…

 

Somos artífices o arquitectos de nuestro destino…

Conocer las pautas de la misión aceptada a priori, ayuda a la interpretación de lo que debemos buscar o meta a arribar, con quienes y porque… aceptando el desafío y el logro de la felicidad, aún la misión aceptada, sea difícil, y hasta veces, aparentemente imposible…

 

Los seres que se presentan en nuestras vidas, son idénticamente creados en el Amor Universal, y sin lugar a dudas, ayudas para conseguir la construcción del Plan Divino…

 

La polarización en la fe y no en la derrota, son las armas otorgadas al “conquistador”, para la culminación de su específica tarea…

 

Es de allí, que se desprende, que toda relación es importante y por lo tanto “sagrada”…

 

Esta interpretación nos lleva a valorar a todos y cada uno de los seres, más allá de lo errático que puedan parecernos sus procederes…

 

 

 

Todos somos maestros y alumnos, el uno del otro, y aún lo sean desde la oscuridad de la ignorancia, tan venerables como el Amor inserto en sus corazones para darnos, desde cualquiera de los polos…

 

Cada uno de sus árboles plantados en la inconsciencia, producirá los hijos o frutos, que no sólo alimentarán nuestro cuerpo, sino también nuestras experiencias…

De allí, que el pensamiento como “forma”, es tan importante que sea regado por emociones sanas, como así el pensamiento en lo positivo, creará experiencias sanas y felices… y si aún hay que esperar por la felicidad, será porque en algún tiempo o espacio, no concluimos con satisfacción para el Universo, lo que prometimos desde el “libre albedrío”, realizar en trabajo de cooperación amorosa con el Plan descripto…

 

Toda participación de los seres en experiencias “duras” o “hermosas”, son creaciones propias y frutos de lo que cada uno, con sus elementos fue creando en esta o en una multiplicidad de vidas… practicando en el “ser dioses” o parte alícuota de Dios, que en su infinita bondad, permite a cada ser, la experiencia de ser co creadores junto a Él, participando de su gloriosa sabiduría y amor incondicional y eterno…

 

Relacionada con el alma y la compleja oscuridad del inconsciente… cada fase es indicativa de comportamientos distintos, luego de “destinos” o conquistas diversas…

Visiones diferentes de una misma realidad…
Vitelmina Ahuir


 


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