Venus en Capricornio
Venus en Capricornio
El inmenso y articulado castillo de Capricornio, tiene un puente levadizo, y un enorme perro de tres cabezas que custodia dicho puente y portal de acceso…
Éste husmeará cada uno de los cuerpos de quienes ingresan, sin excepción…
El perro cancerbero de Cronos (Saturno), ha dejado pasar a la bella, y ella ahora se encuentra dentro de las estructuras del tiempo, y podrá conocer “pronto” los términos del espacio…
Capricornio es un principio de “Iniciación”…
El juez, pesará, medirá y aquilatará su experiencia del camino… pero debe primero, desnudarse…
Venus ha entrado al castillo, y lentamente se desviste…
Las viejas prendas de vestir que caen a su alrededor son harapos, resabio y muestra de los caminos recorridos…
Múltiples máscaras se descomponen a diestra y siniestra, delante del perro, ante las puertas del Amo del Tiempo…
Toda demostración afectiva, alegría, y diversión, quedaron bajo las patas del perro de tres cabezas, que las mordisquea sin piedad, más sólo deja tres, por si la bella decide retornar…
Las heridas por el paso de casi la totalidad de la rueda se muestran ahora, en su totalidad; algunas cicatrizadas, otras no y son de todo tipo; la bella desea guarecerse en el claustro monástico del Tiempo, pues en ellas solamente se ofrece la Seguridad por excelencia…
Ha llegado a la casa de la eternidad…
Es momento de buscar el anhelado refugio en el silencio y la paz de lo considerado indudable, del Todo Verdad, y en el amparo de las estructuras de un tiempo mayor, perpetuará su sentir; es la meta y logro de todos sus esfuerzos…
Tiempo que asegure en la biblioteca de lo eterno, el grabado imperecedero de los caminos que hubo recorrido…
Se ha vestido ahora con austeridad, y sus nuevas ropas, modelan un cuerpo aunque lacerado, de distinguida belleza; la que lleva con arrogancia, deseando una posición de respeto, pues el temor y la desconfianza de volver a ser herida, la han tornado a esta altura, precavida y cautelosa…
Un halo de soledad le dan un aspecto maduro, serio, y aunque joven, ésta Venus siempre parecerá vestirse con girones de los eones y siglos de todas las ruedas que convergen en una sola cúspide; allí donde el castillo monasterio se consolida; en lo alto y duro de la roca más distintiva de la comarca o “lugar” (Espacio)…
Ésta característica energética la hará realista, leal, confiable, reservada, circunspecta, y construirá un amor, que aunque crecerá lentamente, no salteará escalones, como lo es el tiempo espacio, en la eternidad, por lo tanto, lo hará sin prisa; más sus flores, las cultivará en la última etapa de su existencia, un tiempo espacio en culminación de muchas ruedas…
Estando afligida, traerá desengaños en la juventud, lo que acarreará como resultado, una llamativa frialdad emocional; con un tinte de crueldad, e imposibilidad de tener empatía con el resto de los humanos, lo que pueden volverla egoísta; se habrá convertido en la nieve perpetua de los picos montañosos…
De ser así, la nieve se derretirá con el eterno movimiento, volviendo a circular por los ríos cancerianos nuevamente, con las tres máscaras que quedaron sin disolver o masticar por el perro cancerbero…
Su posición de frialdad, hará que olvide los pasos de su sacrificada existencia, deseando que los demás, sufran igualmente como ella, todo el paso o “vía crucis” para llegar a la cima…
Inundada de temores frente al siguiente escalón, la llevarán a conocer la ambición del prestigio, motivándola a matrimonios por conveniencia, donde la diferencia de edades o posiciones sociales, será la premisa…
En un estado evolutivo mayor, esta energía venusina o afrodisíaca, dará el paso al espacio de la conversión y por fin a la convergencia de los recintos iluminados de la energía acuariana, humanitaria y altruista por excelencia…
El último ascenso hacia el punto de dispersión de la Luz; al centro mismo del faro del monasterio, o castillo capricorniano: el derrame del Aguador…
Será agua de victimización o sabiduría…?
Vitelmina Ahuir
