OSIRION PRINCIPADO DEL KA

Ari Shemoth

Ari Shemoth:

Para comprensión de este Nombre Sagrado, vamos a detenernos en las diferentes filosofías respecto de las diversas culturas, e intentar comprender desde allí, el posible significado, con mencionada asociación…

Para la mirada filosófica Judeo Cristiana:

Ari representa al León de Judea (Jesús: bautizado por Juan el Bautista), quien conduce “hacia y a” la salvación del pueblo de Israel…

“Identidad”  o conformación de la “identidad” como camino que produce la activación de la fuerza del León… y el sacrificio del cordero...

Juan: 1: 1 al 14

1 EN el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

2 Este era en el principio con Dios.

3 Todas las cosas por él fueron hechas; y sin él nada de lo que es hecho, fue hecho.

4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

5 Y la luz en las tinieblas resplandece; más las tinieblas no la comprendieron.

6 Fue un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.

7 Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, para que todos creyesen por él.

No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. (Hablar o expresar sobre la luz o verdad)

9 Aquel era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo.

10 En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por él; y el mundo no le conoció.

11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.

12 Mas a todos los que le recibieron, les dio “potestad” de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su nombre:

13 Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, más de Dios.

14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.

En cuanto a la simbología de la identidad, o quien habla y expresa, volvemos a encontrar otras similitudes al respecto:

Juan: 20:31-31

“Y muchas otras señales hizo también Jesús en presencia de sus discípulos, que no están escritas en este libro; pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que al creer, tengáis vida en Su nombre.” (Identidad)

 Acorde al Antiguo Testamento, la “palabra” de Dios o devenida de la “divinidad”, resulta “personificada”  como  “instrumento” de “ejecución de la voluntad de Divina”…

Ejecución: “Todo existe por medio de la asociación del pensamiento y el sentimiento traducido en emoción, que en su unión, producen una acción en orden” o “estructura “ordenada”…

Esta “afirmación de ejecución” incluso genética, la podemos encontrar en multiplicidad de versículos bíblicos…

 Salmos: 33:6

6 Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, Y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca.

7 El junta como montón las aguas del mar; Él pone en depósitos los abismos.

8 Tema a Jehová toda la tierra; Teman delante de él todos los habitantes del mundo. (Complejidad celular y estelar)

9 Porque él dijo, y fue hecho; Él mandó, y existió.

Salmos: 107:20

20 Envió su palabra, y los sanó, Y los libró de su ruina.

Salmos: 119:89-104

89 Para siempre, oh Jehová, Permanece “tu palabra en los cielos”.

90 Por generación y generación es tu verdadTú afirmaste la tierra, y persevera.

91 Por tu ordenación perseveran hasta hoy las cosas criadas; Porque todas ellas te sirven.

92 Si tu ley no hubiese sido mis delicias, Ya en mi aflicción hubiera perecido.

93 Nunca jamás me olvidaré de tus mandamientos; Porque con ellos me has vivificado. (Alusión al primer y segundo mandamiento “acuñado por Moisés en su Decálogo)

94 Tuyo soy yo, guárdame; Porque he buscado tus mandamientos.

95 Los impíos me han aguardado para destruirme: Mas yo entenderé en tus testimonios. (Acuñado genético)

96 A toda perfección he visto fin: “Ancho” (Dirección y medida) sobremanera es tu mandamiento.

Salmos 147:15-18

15 Envía sus órdenes a la tierra; su palabra corre velozmente.

16 Manda la nieve como lana; esparce la escarcha cual ceniza.

17 Arroja su hielo como migas de pan; ¿Quién puede resistir ante su frío?

18 Envía su palabra y los derrite; hace soplar su viento y el agua corre. (Des- apegos)

En todos los versículos, se expresa al “Verbo,” como “personificación” o estamento “ordenador” en el tiempo espacio, o existencia, siendo la personificación la “identidad individual” “medio de la Revelación Divina”: “yo hablo y SOY  con Dios…”

La gran Ramera babilónica:

La enfática disposición con que están escritos los diferentes versículos, dejan por demás manifestada la importancia del “verbo” y su identidad, incluso, cuando señala la oscuridad o  “corrupción” del mismo, como antinomia; para ello, utiliza un despliegue numérico “intencional” y establece la interrelación de los mismos, en todos los contextos de sus extensos escritos…

Apocalipsis 17

Condenación de la gran ramera

17  Vino entonces uno de los siete Ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo diciéndome: Ven acá, y te mostraré la sentencia contra la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas; (Tres aguas que influyen en los siete pasos creativos: líquido encefálico, sangre y linfa)

2 con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y los moradores de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación.

3 Y me llevó en el Espíritu al desierto; y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de “blasfemia”, que tenía siete cabezas y diez cuernos.

4 Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación;

5 y en su frente un nombre escrito, un misterio: “Babilonia la grande, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra”.

6 Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús; y cuando la vi, quedé asombrado con gran asombro.

7 Y el Ángel me dijo: ¿Por qué te asombras? Yo te diré el misterio de la mujer, y de la bestia que la trae, la cual tiene las siete cabezas y los diez cuernos.

La bestia que has visto, era, y no es; (tiempo y no tiempo) y está para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación (forma y Fundamento del Yesod)  del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será.

Esto, para la mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer,

10 y son siete reyes. Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo.

11 La bestia que era, y no es, es también el octavo; y es de entre los siete, y va a la perdición.

12 Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia. (Espacio tiempo tridimensional)

13 Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia.

14 Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles.

15 Me dijo también: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas.

 

16 Y los diez cuernos que viste en la bestia, éstos aborrecerán a la ramera, y la dejarán desolada y desnuda; y devorarán sus carnes, y la quemarán con fuego;

17 porque Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que él quiso: ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta que se cumplan las palabras de Dios.

18 Y la mujer que has visto es la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra.

Cultura y filosofía griega:

En la filosofía griega, el término “logos” era usado para describir al “agente intermedio por medio del cual Dios creó las cosas materiales y se comunica con ellas”; entendiendo desde su cosmovisión, alegóricamente como el puente entre el Dios trascendental y el universo material…

El Logos es el “concepto” enlazador, unión con la idea; principio mediador entre Dios y el mundo…

Kabaláh:

La “idea o concepto” de la fuerza del león se encuentra “acuñado” dentro del Árbol de la Vida, en la shefira: Hod: “Paz y Gloria” ( Toth o Mercurio), reinado de los “Arcángeles”, cuidadores de las “Arcas” o Señores del “arqueo”, cuyo designio determinó posteriormente el vocablo “arquero” o quienes conservan la Paz y la Gloria…

Cultura egipcia:

Desde el antiguo Egipto, la figura del León representada por la esfinge, se erige frente a las tres pirámides; ejerce un parámetro de medición particular hacia el este o la salida del sol, desplegando la idea del pensamiento “dual” establecido “sobre” las cuatro direcciones, siendo la dualidad conceptuada desde la dirección “arriba abajo”…

El león “mira” (Visión ocular: “dentro y fuera”) cómo se “levanta en el horizonte” la constelación de Orión, o Las Tres Marías; estrellas que se encuentran alineadas y desde donde toman su identidad las “tres” pirámides egipcias principales…

Tres pasos iniciáticos o “tres cuerpos” o “triada”, en siete direcciones, o postura cúbica, con cuya internalización individual establecida en el Centro, se constituyen en Una, en la octava posición…

Dispuestas en la misma meseta que las tres pirámides, se consolida la esfinge, como indicativo de orientación como enorme león con cabeza humana…

Aquel “rugiente y poderoso animal” luce en su construcción, medidas igualmente significativas: “72 metros” de piedra de largo y casi “20 metros” de alto…

Entonces inferimos que, las pirámides se encuentran “estructuradas” en “identidad cósmica” al igual que la esfinge; de allí que la “estructura mental de faraón” (Cabeza) montada sobre el león y sus cuatro patas, indique la supremacía del “verbo” junto al pensamiento…

Estos enormes astros azules que refulgen en sintonía con la Estrella Sirio y su traslación, denominados cinturón de Orión, pueden contemplarse en el cielo del invierno egipcio, con mayor nitidez…

Los sacerdotes observadores del cielo en el antiguo Egipto, fueron los mejores conocedores de éstos fenómenos celestes, pues eran astrónomos; siendo sus templos, puntos de observación del firmamento, desde cuyas terrazas, se “realizaban interpretaciones”, sobre la “unión del cielo y la tierra”, la implicancia del primero sobre el segundo…

Estos estudiosos, eran astrólogos u horólogos  (“Ojo de Horus” o la “visión del horizonte”), recordatorio de la mirada de la esfinge, que establecía y establece la dirección, adentro afuera, en concomitancia a la formación de la imagen dentro del cerebro, por la captación de los ojos; tal la concepción de Isis, madre de Horus, con y desde los cetros jerárquicos obtenidos, y devenidos de su tarea específica: “correr el velo” de la “ignorancia” u oscuridad; comprender “las tinieblas” que luego, deberían ser incorporadas a la luz…

Pudieron definir de esta manera, un calendario anual de 365 días, con la división del día en 24 horas, aplicados geométricamente, sobre las “terrazas” o conformaciones piramidales…

Uno de los astrónomos más antiguos de los que se tiene registro fue el gran sacerdote Heliopolitano Tjenti, de la V dinastía…

Entre sus “acuñados simbólicos”, se configura la “superior visión o supervisión de los secretos del cielo” y “observación de los secretos del cielo”…

El sacerdote astrónomo o “Ununti”, estudiaba principalmente en la noche, ya que la claridad del desierto permite una particular “comunión” (Común Unión) con el cosmos; cuestión que, al observar aquellas estrellas y su paso por el cielo le permitieron al Ununti, medir la mitad del pasaje solar, en las horas nocturnas…

Ser o poseer la “identificación” de Ununti u observador de horas, era similar a ser “astrólogo”…

El concepto de  Ununti, es derivación probable del vocablo “unut”, similar a la fonética y acuñado para la palabra “hora”, de lo que no resulta casual tampoco, que se escriba de modo muy similar al término que se traduce como “estrella”…

Incluso el nombre de la diosa Nut (Nutrición), quien manaba la “leche de las estrellas” (Vía Láctea), tienen el mismo genitivo, como así mismo Nun y sus “aguas celestes”…

Los vocablos sin lugar a dudas se relacionan entre sí, dando origen a esta familia de palabras...

También se conocía al sacerdote, como imi unut “el que está en las horas”, o sebay “el de las estrellas”, relacionándolo con sus tareas…

Algunos historiadores consideran que los egipcios no eran astrólogos, sino astrónomos, argumentando que la astrología llega a Egipto por medio de la cultura greco babilónica, en medio del siglo I A.C, teoría que no comparto personalmente…

Desde mi apreciación resulta descartable tras la observación personal del techo de una de las habitaciones del Templo de Osirión, donde grabada está la rueda astrológica, asociando acontecimientos cósmicos con los humanos; además de la distinción particular de lo explicado respecto de las pirámides en relación a la esfinge y de éstas con las estrellas…

El  Ununti se vestía de manera especial, parecido a la capa de los actuales “magos”; una piel de “chitá o pantera”, tachonada por símbolos de estrellas…

Con esta capa cubría el dorso, señal inequívoca de “Ser” un observador de la bóveda celeste…

(Hay algo significativo en algunas otras lenguas que es digno de destacar, por ejemplo, entre los esquimales la palabra Inuk en singular, e Inuit plural, significa “Hombre”; y un hombre, (desde su apreciación) en relación a lo cultural, soporta todas las inclemencias del “tiempo” y “existe” a su pesar…

Los conocimientos astronómicos de los sacerdotes egipcios debían ser tenidos en consideración por la comunidad toda y, como algunas partes de la liturgia religiosa egipcia, eran secretos y desconocidos por las personas comunes; se consideraba que no estaban aún, en circunstancias evolutivas para tal fin, pero eran “potenciales” (Potencia y acto griegos), que en su momento “despertarían” a la comprensión de las estrellas…

Para los antiguos egipcios el día, acorde a la esfericidad de los giros planetarios,  estaba dividido en 24 horas, de las que, invariablemente, doce correspondían al día y otras doce a la noche…

Aunque en invierno hay menos horas de luz y la noche es más larga, y durante el verano sucede lo contrario, los egipcios seguían manteniendo en partes iguales sus horas de noche y de día, si bien aunque la duración de las mismas variara…

Los más antiguos relojes astronómicos conservados en Egipto, muestran que ya durante el Imperio Antiguo los egipcios tenían perfectamente desarrollado el sistema de decanos horarios; vale decir, de series de estrellas que les servían para medir las horas de la noche a lo largo de todo el año, en una partición de 36 etapas o decanos; uno por cada semana del año civil puesto que acorde a lo que expresan los glifos, las semanas egipcias eran de diez días; más otros 12 decanos utilizados durante los días epagómenos, vocablo con el cual Heródoto describe el cómo cerraban el año sumando 365 días, y la relación existente con un calendario de superior comprensión, o sacerdotal...

Todas estas posiciones estaban marcadas en la “rueda”, a través de las diagonales que establecían y establecen los ortos helíacos de cada estrella observada…

Los decanos aparecen listados en series de doce, por columnas, repartidos en 36 décadas de la duodécima hora de la noche quedando marcada por el orto helíaco de su decano, al que seguían las primeras luces del amanecer del día…

Cada decano marcaba una hora concreta de la noche durante un período de 10 días…

Cuando el Sol se ocultaba y se hacían visibles las estrellas (Como en la actualidad), el primer decano de cada columna, el que marca la primera hora de la noche durante esa década, es visible sobre el horizonte oriental…

Al distribuirlas en columna, integraron la cuadratura o cuadrado del círculo, en su filosofía integral…

La primera hora era necesariamente más corta según pasaban los días, pues hay que tener en cuenta que las estrellas salen cada día unos: “cuatro minutos” antes que la noche anterior, marcando de esta manera la precesión equinoccial...

La  segunda hora de la noche acababa cuando salía el siguiente decano, y así sucesivamente hasta el crepúsculo matutino, en el que el duodécimo decano de la noche deja de ser visible…

Recordando por supuesto, que la tierra no es totalmente esférica, sino ligeramente achatada en los polos…

El funcionamiento es, pues, sencillo y se basa en la observación de los ortos de determinadas estrellas o grupos de estrellas (los decanos) cuya separación angular respecto al decano precedente y posterior está suficientemente equilibrada como para organizar la división de las 12 horas de la noche en partes más o menos iguales; posición filosófica adoptada por Ptolomeo…

Eso sí, dado que en verano hay menos horas de oscuridad que en invierno, la secuencia de doce decanos que dan las horas en verano estaba formada por estrellas más cercanas angularmente entre sí, mientras que la secuencia de decanos de invierno debía apoyarse en estrellas separadas por más grados...

Todo lo explicado, tiene su correlativo simbólico…

Existen tres enormes estrellas visibles en el cielo del invierno y es “ el centro de la constelación” de Orión, considerada la catedral celeste; (Dentro de la kabalah: Jerusalem Celestial...)

Estas tres estrellas forman una casi perfecta alineación inclinada, separadas por distancias prácticamente equidistantes aparentemente, y conocidas como Las tres Marías, los tres reyes magos, (Cinturón de Orión, el gigante cazador de la mitología griega); pero estos nombres no son suficientes para conocer los misterios que encierran tan colosales estrellas…

Debemos mirar hacia el sur, a media altura; entre el horizonte y el cénit, apareciendo la brillante alineación estelar, que es única en el firmamento… Tres estrellas azules, tres gigantes: Mintaka, Altinak y Alnilam…

Los egipcios a esta constelación la “interpretaron” como al dios Osiris, sosteniendo en sus manos a la estrella Aldebarán o Alpha Tauri…

Isis está representada por la estrella Sirius, la más brillante del firmamento…

Para los egipcios su calendario empezaba cuando observaban a Sirius en su orto o salida poco antes de amanecer, hecho que se producía en junio y que por la precesión de los equinoccios en la actualidad, procede a finales de Agosto y  concuerda con la crecida del Nilo, fundamental para el control y desarrollo de la civilización egipcia…

Textos acuñados en las Pirámides afirman que el alma del Faraón se convertiría en una estrella de Orión…

“En tu nombre de Habitante de Orión, con una temporada en el cielo y una temporada en la tierra”…

 “¡Oh rey, tú eres la gran estrella, el compañero de Orión, que recorres el cielo con Orión, que navegas en el Duat (inframundo) con Osiris; tú asciendes desde el este del cielo siendo renovado en tu debido tiempo y rejuvenecido en tu debido momento. El cielo te ha llevado junto a Orión”

Mitología griega:

Orión era hijo de Poseidón, dios de las aguas del Mar (Nun para los egipcios, reflejo del cielo), y de Gea, la Tierra.

Poseedor de una gran belleza creció tanto que llegó a convertirse en un extraordinario gigante…

De talla tan impresionante, que podía andar por el fondo de los mares profundos sin que jamás las aguas le cubrieran los hombros o más arriba…

(Similitud con el paso de Moisés a través del mar Rojo)

Orión fue a la isla de Kíos, tras aventurarse en muchas intrincadas tareas; lugar donde al poco tiempo de llegado, se enamora de Mérope, la hija del rey Enopión…

Tal era su amor hacia ella que la pidió en matrimonio…

Enopión consintió en el matrimonio, pero previamente exigió al gigante que demostrara su valor llevando a cabo una difícil misión…

Orión tendría que exterminar “un sin número de animales dañinos” que estaban causando enormes pérdidas en las cosechas de la isla...

Pero tramposo el monarca, una vez que hubo exterminado todas las alimañas, se negó a cumplir lo antes prometido…

Orión intentó vengarse de Enopión, pero éste se había refugiado en una cámara subterránea tan compleja, que no pudo encontrarlo; la cueva era prácticamente “hermética”…

 Orión preso de la cólera, y enfurecido, comenzó a matar con sus infalibles flechas y sin piedad ninguna (Arquero), todos los animales que le iban saliendo al paso, ya fuesen feroces o mansas e inocentes “criaturas”…

Tanta fue la “matanza” que su madre Gea tuvo que intervenir pidiéndole, sin éxito, que fuera “benévolo y reflexivo”…

Orión no escuchó las palabras de su madre y siguió en “rebeldía”, a pesar de las repetidas “advertencias” de Gea…

Un día, cuando el soberbio gigante se encontraba con sus amigos en una reunión, envaneciéndose que ni los tigres, ni las panteras, ni aún los leones o serpientes eran capaces de producirle espanto alguno, desbordó la paciencia de su madre, la cual mandó un escorpión muy venenoso…

Orión, al verlo, no pudo contener su irónica sonrisa ante la ridiculez de aquel insignificante adversario enviado por Gea, para con él…

El gigante ensoberbecido fue picado por el escorpión en un pie, con su potente aguijón venenoso…

La terrible ponzoña se extendió por toda la sangre del cazador y éste cayó al suelo medio moribundo, (Génesis o genética)…

Cuando sintió que la muerte era ya inminente, pidió auxilio e imploró la venganza del todopoderoso Zeus, pues la muerte que le acechaba para su final, no era digna y muy poco “gloriosa” para un personaje de su figura y esplendor…

Pidió al dios supremo de los cielos, que lo colocara en los cielos con sus dos fieles perros de caza (Canis Mayor y Canis Menor) y una liebre (Lepus), para que los hombres, cuando miraran hacia arriba en las oscuras noches estrelladas, recordando sus aventuras como “conquistador y cazador”, supieran de su trayectoria…

También le pidió a Zeus el dominio de las tempestades, las tormentas, el hielo y los vientos, a fin de poderse vengar así de su madre Gea…

El dios fue condescendiente con Orión y atendió sus súplicas…

La Tierra tembló, y desde entonces lo ha venido haciendo hasta nuestros días, cada vez que ha visto aparecer a Orión sobre el firmamento; puesto que éste siempre ha traído consigo al viento, al frío, y todo tipo de tempestades; hielos, nieves y escarchas, tan abundantes  en invierno sobre la Tierra,  coincidiendo con la llegada de esta constelación…

Zeus, también se encargó de situar el Escorpión (Scorpius) en el firmamento, pero tuvo cuidado de ponerlo lo más alejado posible del gigante (Cuadratura del círculo) para que nunca más volvieran a enfrentarse…

De esta manera procede qué, cuando Orión desaparece de la bóveda celeste hace su aparición Scorpius; Orión en el invierno, Scorpius lo hace anunciando  el verano…

Vitelmina Ahuir

 


 
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