Shamek (Samej)
Shamek
Shamek, la décimo quinta letra del alefato, refiere en su “forma” circular, al Eterno devenir; el principio inserto en el final. Ciclos dentro de ciclos.
Indica a dos círculos concéntricos, la base del círculo exterior desciende por debajo del círculo interno.
"El final" referido al servicio del círculo externo.
"El comienzo", en relación al objetivo último del círculo interior, o revelación de abajo, en los Mundos, y desde la Esencia misma del Creador; Esencia presente en forma latente como fé, inherente en el servicio mundano dentro de equidad del Creador.
Todo comienzo posee en sí mismo el final. La semilla como acto y potencia de ser, en proyección infinita.
Como manifestación del Creador, implica esa “ecuanimidad” en todos los procesos que incluye lo finito en lo infinito.
Cada “semilla” encierra la finita posibilidad de ser su impronta, pero la infinita posibilidad de manifestarse como su propia naturaleza le insta o indica. Siendo los actos múltiples, pero devenidos desde su misma estructura natural. La réplica continua de su “designio”.
El mejor ejemplo sería el trabajo de la abeja, que liba y en su diaria labor, encuentra la satisfacción de su necesidad, a la vez que cumple por medio de los vellos de su lomo, el plan Universal de “multiplicar” la siembra por medio de la polinización.
Un plan individual (Círculo interno) y un plan universal (Círculo externo).
En la Unidad Universal, cada parte tiene su propósito y función, y cada acontecimiento tiene una importancia en el aprendizaje y elevación de la conciencia de cada ser.
Cada acontecimiento no es casual sino causal.
Bajo estos términos, cada ser es una parte alícuota del Todo, y la “felicidad” respecto de sus Leyes, para cada parte, implica la aceptación interna de Ser, lo que se es.
Ser la semilla o selección que se “Es”, dentro de ese conglomerado de partes, como un enorme rompecabezas.
En y dentro del Todo, la parte se expresa en un “intríngulis determinado”, y cuyo objetivo es evolución de la misma y del Todo.
Así lo describe Ezequiel, quien percibió el “tetramorfos”, devenido del Tetragrammaton, los cuatro seres vivientes tirando de un carro celestial.
Ezequiel, cuyo nombre significa: "Dios es mi fortaleza", predicó la esperanza del tiempo mesiánico, o tiempo de la redención.
Vivió en la misma época del profeta Jeremías, tornándose profeta a su vez, durante el exilio babilónico.
Hijo de Buzí, de linaje sacerdotal, fue llevado cautivo a Babilonia junto con el rey Joaquim de Judá (597 a. C.) y permaneció en una ciudad de Mesopotamia llamada Tel Abib, cerca de Nipur en Caldea, a orillas del río Cobar.
Cinco años después, a los treinta de edad, Yahvé lo llamó al cargo de profeta, designio que él ejerció entre los desterrados durante 22 años, hasta el año 570 a. C
Su ministerio se extendió entre 595 y 570 a.C.
El mensaje de su libro, es de reverencia para con la santidad del Creador (Plan Universal) e incluye reflexiones sobre la futura reconstrucción del Templo de Jerusalén, enfatizando asimismo la responsabilidad moral de cada individuo, vale decir, de cada uno de los “miembros” o partes.
Ezequiel: 1
La visión de la gloria divina
1:1 Aconteció en el año treinta, en el mes cuarto, a los cinco días del mes, que estando yo en medio de los cautivos junto al río Quebar, los cielos se abrieron, y vi visiones de Dios.
1:2 En el quinto año de la deportación del rey Joaquín, a los cinco días del mes,
1:3 vino palabra de Jehová al sacerdote Ezequiel hijo de Buzi, en la tierra de los caldeos, junto al río Quebar; vino allí sobre él la mano de Jehová.
1:4 Y miré, y he aquí venía del norte un viento tempestuoso, y una gran nube, con un fuego envolvente, y alrededor de él un resplandor, y en medio del fuego algo que parecía como bronce refulgente,
1:5 y en medio de ella la figura de cuatro seres vivientes. Y esta era su apariencia: había en ellos semejanza de hombre.
1:6 Cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas.
1:7 Y los pies de ellos eran derechos, y la planta de sus pies como planta de pie de becerro; y centelleaban a manera de bronce muy bruñido.
1:8 Debajo de sus alas, a sus cuatro lados, tenían manos de hombre; y sus caras y sus alas por los cuatro lados.
1:9 Con las alas se juntaban el uno al otro. No se volvían cuando andaban, sino que cada uno caminaba derecho hacia adelante.
1:10 Y el aspecto de sus caras era cara de hombre, y cara de león al lado derecho de los cuatro, y cara de buey a la izquierda en los cuatro; asimismo había en los cuatro, caras de águila.
1:11 Así eran sus caras. Y tenían sus alas extendidas por encima, cada uno dos, las cuales se juntaban; y las otras dos cubrían sus cuerpos.
1:12 Y cada uno caminaba derecho hacia adelante; hacia donde el espíritu les movía que anduviesen, andaban; y cuando andaban, no se volvían.
1:13 Cuanto a la semejanza de los seres vivientes, su aspecto era como de carbones de fuego encendidos, como visión de hachones encendidos que andaba entre los seres vivientes; y el fuego resplandecía, y del fuego salían relámpagos.
1:14 Y los seres vivientes corrían y volvían a semejanza de relámpagos.
1:15 Mientras yo miraba los seres vivientes, he aquí una rueda sobre la tierra junto a los seres vivientes, a los cuatro lados.
1:16 El aspecto de las ruedas y su obra era semejante al color del crisólito. Y las cuatro tenían una misma semejanza; su apariencia y su obra eran como rueda en medio de rueda.
1:17 Cuando andaban, se movían hacia sus cuatro costados; no se volvían cuando andaban.
1:18 Y sus aros eran altos y espantosos, y llenos de ojos alrededor en las cuatro.
1:19 Y cuando los seres vivientes andaban, las ruedas andaban junto a ellos; y cuando los seres vivientes se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban.
1:20 Hacia donde el espíritu les movía que anduviesen, andaban; hacia donde les movía el espíritu que anduviesen, las ruedas también se levantaban tras ellos; porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas.
1:21 Cuando ellos andaban, andaban ellas, y cuando ellos se paraban, se paraban ellas; asimismo cuando se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban tras ellos; porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas.
1:22 Y sobre las cabezas de los seres vivientes aparecía una expansión a manera de cristal maravilloso, extendido encima sobre sus cabezas.
1:23 Y debajo de la expansión las alas de ellos estaban derechas, extendiéndose la una hacia la otra; y cada uno tenía dos alas que cubrían su cuerpo.
1:24 Y oí el sonido de sus alas cuando andaban, como sonido de muchas aguas, como la voz del Omnipotente, como ruido de muchedumbre, como el ruido de un ejército. Cuando se paraban, bajaban sus alas.
1:25 Y cuando se paraban y bajaban sus alas, se oía una voz de arriba de la expansión que había sobre sus cabezas.
1:26 Y sobre la expansión que había sobre sus cabezas se veía la figura de un trono que parecía de piedra de zafiro; y sobre la figura del trono había una semejanza que parecía de hombre sentado sobre él.
1:27 Y vi apariencia como de bronce refulgente, como apariencia de fuego dentro de ella en derredor, desde el aspecto de sus lomos para arriba; y desde sus lomos para abajo, vi que parecía como fuego, y que tenía resplandor alrededor.
1:28 Como parece el arco iris que está en las nubes el día que llueve, así era el parecer del resplandor alrededor. Esta fue la visión de la semejanza de la gloria de Jehová. Y cuando yo la vi, me postré sobre mi rostro, y oí la voz de uno que hablaba.
Capítulo 2
Llamamiento de Ezequiel
2:1 Me dijo: Hijo de hombre, ponte sobre tus pies, y hablaré contigo.
2:2 Y luego que me habló, entró el Espíritu en mí y me afirmó sobre mis pies, y oí al que me hablaba.
2:3 Y me dijo: Hijo de hombre, yo te envío a los hijos de Israel, a gentes rebeldes que se rebelaron contra mí; ellos y sus padres se han rebelado contra mí hasta este mismo día.
2:4 Yo, pues, te envío a hijos de duro rostro y de empedernido corazón; y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor.
2:5 Acaso ellos escuchen; pero si no escucharen, porque son una casa rebelde, siempre conocerán que hubo profeta entre ellos.
2:6 Y tú, hijo de hombre, no les temas, ni tengas miedo de sus palabras, aunque te hallas, entre zarzas y espinos, y moras con escorpiones; no tengas miedo de sus palabras, ni temas delante de ellos, porque son casa rebelde.
2:7 Les hablarás, pues, mis palabras, escuchen o dejen de escuchar; porque son muy rebeldes.
2:8 Mas tú, hijo de hombre, oye lo que yo te hablo; no seas rebelde como la casa rebelde; abre tu boca, y come lo que yo te doy.
2:9 Y miré, y he aquí una mano extendida hacia mí, y en ella había un rollo de libro.
2:10 Y lo extendió delante de mí, y estaba escrito por delante y por detrás; y había escritas en él endechas y lamentaciones y ayes.
Ante la presente descripción, podemos inferir que, se es “rico y sin lamentaciones”, cuando procede o se alcanza internamente, esa aceptación; portar como la abeja, la labor diaria de “recolectar y también de distribuir”, mientras se disfruta en intermedio, el Eterno Presente.
Presente que se expresa en acontecimientos que “devienen del primigenio plan de aprendizaje” pactado anteriormente ante el Creador como futura semilla, siendo un Principio Viviente en acto, o Ángel caído.
Como círculo, y espiral, con movimiento dinámico siempre ascendente, se asemeja al paso de la tierra por su infinito andarivel alrededor del sol y en tirabuzón en relación al sol central de la galaxia.
Rueda que rueda dentro de la rueda; rotar; desde donde se comprende la palabra tarot, y también Torá.
Si Nun representa al Principio Viviente o Ángel caído a la experiencia, y Shamek implica la “redención y apoyo desde el sostén central o Esencia Universal”, la conexión individual a lo Universal, se define como fe”.
Se puede caer muy profundamente "en cuanto a nivel de energía" se refiere, pero aún más hondo de lo que la realidad física implica, quedando en el ámbito álmico, e incluso, ser incapaz de elevarse a sí mismo; pero el confiar o establecer puente de “confianza” total, a la generosidad de la Divina Providencia, o el Todo, es tener “certeza” que el Todo sostendrá.
Es sentir y estar “conectado a esa Esencia o punto Inicio del Vacío, ámbito de la Gran Esencia o Emanación”.
Lo que desde el punto de vista terreno, (La manifestación de dicha Esencia en la tridimensión), sería indicativo de un “milagro”.
La conexión implica una motivación interna y activa a superarse, desde donde surge la “proyección del Ser que se es, en tiempo espacio”.
Puede comprenderse como el servicio del círculo dinámico e interno convocante de la aspiración espiritual; aspiración que se entiende como “hálito de vida”, cuya energía traduce lo que humanamente se conoce como fe, y no es nada más y nada menos que, “voluntad” vincular, o potencia inscripta en la semilla que sirve para desarrollarse y “siempre” pugnará por manifestarse, según su especie y género, desde el destello primigenio. (Púlsares).
Su forma o acuñado también refiere al anillo nupcial. La alianza entre la Esencia y la parte.
El matrimonio de las dos mitades de un alma en común. O completitud de las almas gemelas.
La extrañeza, y el anhelo del reencuentro. La oscuridad de la separación. La Presencia Divina en el casamiento. La danza de los tzadikim en el Mundo por Venir. El tzadik, o punto del corazón, fundamento oculto del mundo.
La igualdad de todas las almas. Almas comunes o gemelas que preceden a las almas afines.
Representa al vacío creado en la contracción inicial de la Infinita Luz del Creador, dentro de sí mismo. La perspectiva inferior de la realidad resultante desde la contracción inicial, que produce cada parte “individual, indivisa y alícuota, compuesta por tres cuerpos”.
Anillos circulares de los ciclos evolutivos e históricos. De repetición y ascensión.
La desesperanza inherente a la “vacuidad” como proceso finalizado y que debe recomenzar. La confusión y devastación álmica. Sostén al caído.
La impronta de la luz divina que "quedó" en el vacío.
Final inserto en el comienzo y el comienzo inserto en el final".
La Trascendente Luz que Envuelve, traspasa y trasciende.
El Futuro por Venir, como opuesto de "el Mundo Venidero".
Sostener; confiar en; o depender de; orden y forma de construcción gramatical en relación al verbo con sujeto y predicado. Conexión.
La milagrosa continuidad de la vida frente a la entropía;la incertidumbre en las tinieblas.
Prosperidad en base al sostén, aliento, estímulo. Sostener a los propios discípulos. El secreto “interno” del orden u ordenarse. La experiencia de Ser, luego ser sostenido por el Todo, en todo momento.
Representa al número Sesenta, un Todo abarcador. El tiempo dentro del espacio, la experiencia existencial dentro de la “vida eterna” o infinita.
La conexión entre las almas más allá de tiempo espacio.
La conexión neuronal formando un Todo dentro de cada cerebro, uniendo consciente e inconsciente. La Totalidad del Árbol de la Vida, con su fruto y semilla.
La letra Mem o trece, ahora cerrada.
Dormir es la sesenta ava parte de la muerte; y el sueño es un sesenta ava parte de la profecía. El fuego es un sesenta avo del infierno; la miel es un sesenta avo del maná. Shabat es un sesenta avo del Mundo por Venir.
El salto cuántico de plano en plano.
La nulidad entre los espacios de la dimensión inferior en los espacios de la dimensión superior. El “sueño” intermedio reparador, que se traduce en anamnesis.
Sesenta veces diez mil almas que salieron de Egipto.
Sesenta Guardias del Rey Salomón; Sesenta reinas en el Cantar de los Cantares; sesenta tratados de la Torá Oral. La Luz Trascendente de Dios.
Vitelmina Ahuir