La realidad
La realidad…
Si debemos definir la realidad… ella será diferente desde cada individuo… ya que es la mente o “el piloto”, u “observador” encerrado en la cabina del avión (cráneo y cuerpo), quien tiene que dilucidar, escudriñar, aprehender, receptar y grabar el “medio ambiente” o aire, cielo, o pista, a través de los controles… en este caso, los sentidos…
Los sentidos están íntimamente relacionados con la memoria emocional, acuñadores de las experiencias, en todos y cada uno de los cuerpos…
De hecho, el emocional es el nexo entre el mental y físico… punzón que sella el raudal experiencial…
Este tema ya supone interacción…
Diremos, cada individuo, su propia realidad… que puede ser parcialmente conocida por otro u otros a través de la expresión de cada sujeto, que para mejor interacción, deberá ser lo más valedera, clara o fidedigna… filtrado de posibles “egos” (miedos, intereses y manipulación) y para ello, es necesario derrumbar algunas barreras de temperamento y personalidad… siempre… en todos los casos…
El hecho comparativo de otros “vuelos” o experiencias, nos sirven, para información a priori de los resultados mismos obtenidos por otros… y de esta manera el servicio de interrelación se vuelve válido y nos responsabiliza sobre hechos futuros… en cuanto a la captación o aprendizaje de lo que al otro, le ha sido un proceso doloroso…
Se convierte en el propio capital al comprenderlo, además de percibir, que errado o no, el otro, tiene un estigma o “trauma”… devenido de transitar un camino de experiencia… que le tocó en suerte acorde a su destino…
Es allí, donde el destino es revertido de pleno derecho, con la compresión; lo que establece con más fortaleza, la voluntad y libre albedrío… situación en los que se basa el perdón, a los acontecimientos que nos ocurrieron, para que no vuelvan a suceder…
El perdón no sólo se obtiene por un largo recitado de mantrams, lo que también ayudan, para doblegar la mente… por espacio tiempo limitado…
Borrar el nudo causal de los acontecimientos dolorosos, se produce con la compresión del por qué, y qué nos toca “entender” a través de los procesos penosos…
Los procesos de angustia del pasado, que suelen ser repetitivos, están a nuestro alcance resolver, a través del entendimiento…
Ellos, emparentados con el libre albedrío, los que nos cuestan, son canalizados por el destino…
Entenderemos entonces, que destino, es la vereda del frente, de la voluntad o libre albedrío…
El libre albedrío se basa en nuestra responsabilidad en cada uno de los hechos; nunca de los fortuitos, o pérdidas, que tienen una causa macro, en el plan Universal…
Nuestro libre albedrío, debe también utilizarse para sanar esa pérdida, por medio de la fe, que es una herramienta de la que estamos dotados, en la totalidad de la humanidad… ni bien comprendemos la naturaleza de las cosas, que sólo se transforman y nunca tiene fin…
El libre albedrío impone la síntesis de la naturaleza física…
Estaremos masificados o a merced del destino, cuando no obtengamos la fortaleza de ejercer la voluntad propia, o libre albedrío… por lo tanto responsabilidad de nuestros propios actos…
Desde las diferentes ciencias que abordo, como eterna aprendiz, puedo interpretar, que con exhaustiva voluntad, ejercida en abrir los campos conceptuales de entendimiento, que luego se establecerá como síntesis de comprensión, es el modo de salir, de la masificación…
La ayuda en la mejora u olvido del trauma del otro, es el vínculo a esclarecer y afianzar, en las relaciones con los demás… con amor y tolerancia… Motivo o causa que nos interrelaciona…
Por tal moción, la Biblia dispone “setenta veces siete”… como valor incalculable de la concausa…o partícipe de la causa… de generar mayor dificultad en la comprensión del otro… Algo así, como cargar aún con más peso, los cuerpos, mental, emotivo o físico, del otro, de manera ex profesa…
Vuelvo a repetir el undécimo mandamiento del gran Maestro Jesús: “amaos, como Yo los he amado”…
Fallamos al undécimo mandato, cuando la comunicación errónea, es mal intencionada por cierto…
No debemos observar para imitar, ya que saldríamos de nuestro propio libreto, tampoco para juzgar, lo que nos llevaría a desperdiciar tiempo en nuestro propio proyecto…
Siempre la mirada debe ser, por ayuda, asistencia o servicio al otro, lo que traerá ínsito, el perfeccionamiento personal…
Cuando más ejercito una herramienta, me vuelvo mayormente idóneo de utilizarla en mí mismo…
Base fundamental de la síntesis propia… o monumental creatividad sustentada en el mental superior o luminal…
El problema planteado por el otro, es algo no está resuelto en nosotros mismos… Algo nos espeja…
Coincidencias no interpretadas… en nuestro interior…
El servicio es espejar con amor, los propios conflictos con nuestra propia realidad… a través de los otros…
Los parámetros son la interacción… interacción con el medio… y otros seres…
El piloto o mente cuenta con la experiencia (información cultural), y un impulso hasta diríamos irracional (información genética), que sin estar actuando desde la consciencia, por asociación y por último, comparación… nos participa o aporta diferentes “modos” de cómo manejar el aparato y llevarlo a mejor destino…
De allí, que el análisis de los propios impulsos, delatará nuestra parte oscura o inconsciente, atrayendo espejos, a nuestras vidas… que nos harán reflexionar y comprender…
Pulir el espejo, es tarea de los pares en toda interrelación personal, ( pares de lado: parejas; amistades; subalternos: enseñanza a hijos, o como hijo…etc), pero para ello, la dignidad, integridad, veracidad y amor incondicional, son los valores que deben estar implícitos en esas relaciones, además de la paciencia, tolerancia y por último, respeto mutuo… requisito sine qua non, para lograr el proceso, en síntesis holográfica de Ser y existir…
Luego, somos el baluarte de nuestro propio destino, a través de la comprensión del cómo, dónde, cuándo y por qué…
Anclando la compresión en todas las direcciones de la experiencia…
Vitelmina Ahuir
